Editorial

Las Américas

Mañana se evoca la fecha dedicada a las naciones que integran el Hemisferio Occidental o Nuevo Mundo, en donde conviven antiguas posesiones coloniales europeas que gradualmente, por la vía armada o por medios pacíficos, iniciaron la ruta de la libertad y soberanía, en grados diversos.

En el mismo continente coexisten dos mundos diferenciados tanto por su peso e influencia económica, política, ideológica en las relaciones internacionales.

Canadá y Estados Unidos -sociedades post industriales-, con cuadros científicos y tecnológicos de primer nivel que aportan innovaciones, recibiendo galardones, registrando patentes, posicionándose en la vanguardia del conocimiento, incluyendo la inteligencia artificial, con todas las implicaciones que conlleva.

El Centro, Caribe y Sur, por su parte, con rezagos históricos que no logra remontar y, por el contrario, se han ido acumulando, posicionándolos en situación de dependencia y subordinación respecto a sus vecinos septentrionales.

En la medida que los diversos indicadores de desarrollo humano: educación, salud, empleo de calidad, acceso equitativo a las oportunidades, seguridad jurídica, de las personas y sus bienes, van descendiendo y el narcotráfico local e internacional se filtra y llega incluso a desempeñar un papel clave, al punto de capturar el Estado, como ya ocurrió en Haití y Honduras, se activa la huida masiva de personas, cuyas opciones de vida digna se van reduciendo más y más, en éxodo hacia el sueño americano, aun a sabiendas que tal migración implica arriesgar su integridad física y la separación, permanente o definitiva, del núcleo familiar.

Del conjunto de países latinoamericanos y caribeños, solamente Brasil logra proyectarse en la geopolítica global, sin lograr consolidar un efectivo e influyente liderazgo. Cuba ya no concita, hace décadas, tal posicionamiento, tampoco Mexico.