Editorial

Desmontando la corrupción, impunidad y secretividad

Urgente, impostergable y difícil, mas no imposible, el hacer frente a las redes de control institucional construidas en los últimos años que han capturado el Estado, compartiendo su saqueo, en visión patrimonialista, para beneficio propio, en alianza con el narcotráfico local e internacional, a efecto de deducir responsabilidades.

Es obligatorio recordar a compatriotas honorables que tuvieron y han tenido la valentía e integridad de hacerles frente, algunos de ellos asesinados en el intento de adecentamiento y lucha inclaudicable: Alfredo Landaverde, Julian Arístides González, Orlan Chávez, entre muchos otros que han luchado por el respeto a la institucionalidad, el Estado de derecho, sin olvidar las masivas marchas ciudadanas de los “indignados” en distintas ciudades del país, cuya presión permitió el ingreso de la Maccih, revelando la profundidad de la corrupción pública-privada en los más altos niveles, antes de que los diputados en el Congreso Nacional se autoblindaran, logrando que su permanencia no fuera renovada.

Si se cuenta con suficiente voluntad política por parte de la Fiscalía General, el Tribunal Superior de Cuentas, el Poder Judicial, además del respaldo colectivo, es posible enfrentar con posibilidades de éxito en el mediano plazo, adecentar la vida pública, restaurando un auténtico Estado de derecho además de los valores éticos y morales hoy totalmente devaluados.

Si, por el contrario, prevalece la complicidad, indiferencia e inmovilismo, nuestra nación va en picada hacia la consolidación definitiva del narcoestado, con la absoluta victoria de las mafias.

Vivimos coyunturas y tiempos dramáticos haciendo frente a un dilema existencial: recuperar la honradez, integridad, honor y dignidad nacional, o bien hundirnos en la ignominia, corrupción, deshonra, irreversibles y de una vez y para siempre.