Editorial

El arte de saber escuchar

Saber escuchar es un arte. Los especialistas en estos temas escriben que se puede ser un buen comunicador, pero que si no se tiene la habilidad de saber escuchar, se corre el riesgo de comunicar en forma elocuente cosas que no le interesan a la gente. Señalan, además, que es una habilidad que caracteriza a directivos, ejecutivos y profesionales exitosos, y que su ausencia es uno de los factores generadores de conflictos y que dificultan los acuerdos.

Pero ¿por qué hablar hoy de un tema que pareciera irrelevante y más en un país donde sus ciudadanos deben enfrentar a diario problemas graves deben sortear hasta para sobrevivir?

Pues es muy sencillo: porque creemos que la escasa habilidad de escuchar de nuestros dirigentes y líderes -principalmente de los miembros de la clase política, que al final tienen en sus manos la responsabilidad de dirigir la nación- es una de las principales causas que generan los conflictos y situaciones críticas que al final afectan a la gran mayoría de la población.

Es necesario que esos líderes, los que gobiernan, los que dirigen a las grandes empresas, los docentes que tienen en sus manos la formación de las nuevas generaciones, los obreros, las figuras de los partidos políticos, sin importar su ideología, comiencen a poner oído a lo que están viviendo sus subalternos, que escuchen a quienes los eligieron, a las personas que día a día trabajan para ganarse la vida. La población que no forma parte de los círculos de poder.

Escuchar a los miembros de sus círculos primarios no es malo, pero deben encontrar mecanismos para ir a corroborar en el terreno, en la realidad diaria, la información proporcionada.

Los participantes en el diálogo nacional también deben aprender a escuchar a quienes están a su alrededor, situándose maduramente más allá de toda ideología. Solo escuchando al otro y respetando su discurso se puede llegar a consensos y soluciones para el bien de todos los hondureños, que están demandando que su clase política y gobernante ponga fin a la crisis que está viviendo el país y se enfoque de una vez por todas en la toma de decisiones que lleven a la solución de los principales problemas de la sociedad hondureña.