Editorial

Día Internacional de la Juventud

Las y los jóvenes de cualquier etnia, cultura y nacionalidad comparten características semejantes: idealismo, rebeldía ante las injusticias, deseo de amar y ser amados. Esa inconformidad ante el estatus es positiva y debe ser orientada a efecto de evitar que sean manipulados e instrumentalizados por la generación adulta para fines egoístas, ignorando sus aspiraciones y planteamientos.

Se les induce al consumo irracional, captándose su voto al momento de realizarse elecciones, para luego olvidarse de ellas (os), reclutándolos para fines bélicos para servir como carne de cañón.

La juventud hondureña enfrenta graves problemas estructurales: insuficientes oportunidades educativas y laborales, exclusión social, entendida como “privación de capacidades y oportunidades...en la vida económica, social y política del país, que les impide acceder a la ciudadanía plena”, de acuerdo con las Naciones Unidas.

También la violencia, embarazos prematuros, adicción a drogas y transmisión de enfermedades causadas por actividad sexual no protegida. Todo ello provoca estados de alienación y el deseo de migrar a otras latitudes, con la esperanza, a veces fallida, de encontrar en el exterior posibilidades de superación.

La prevención y orientación debe ser una responsabilidad compartida por la familia, escuela, Estado, recordando que la juventud representa el presente y futuro de la nación, la depositaria del legado morazánico. Desde temprana edad debe proporcionárseles espacios participativos, adaptados a su edad y creciente madurez, en la toma de decisiones que impactan en su destino: lejos de ser considerados agentes pasivos deben ser vistos como agentes de cambio.

El excluirlos e ignorarlos resulta contraproducente y en día no lejano justificadamente reclamarán a los adultos que no fueron tomados en cuenta. Por ello, deben ser formados de manera holística con el propósito de formar futuros ciudadanos que conocen y admiten derechos y deberes, suficientemente motivados para aportar frescas visiones a nuestras complejas y duras realidades estructurales.

También los medios de comunicación, las redes sociales, deben ser parte activa en este proceso de integración plena en la comunidad nacional.