Editorial

¿Qué esperan para sentarse?

El tiempo pasa y los actores de la crisis política poselectoral en Honduras siguen dando largas a la instalación de un gran diálogo nacional para buscar las soluciones a las causas que generaron la misma, aunque, en primera instancia, parece que todo está listo para que ese diálogo arranque.

Los líderes políticos del Partido Liberal, la Alianza de Oposición y el mismo Partido Nacional han declarado su disposición a iniciar con el proceso e incluso han firmado una Declaración de Vinculación de los temas que se discutan y aprueben a lo largo del proceso. Además de ello, ya están en el país los cinco facilitadores que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contrató para moderar las mesas de discusión, y la comunidad internacional y cooperante ha anunciado su respaldo al proceso, así como a los acuerdos que allí se alcancen. Desde la ciudadanía se sigue con mucha expectación lo que sucede. La sociedad está urgida de que se tomen acciones que lleven al fortalecimiento institucional y se sienten las condiciones para garantizar la gobernabilidad. Nadie quiere que el tiempo pase y que se llegue a los límites de un nuevo proceso electoral sin haber superado las causas que originaron los conflictos políticos de 2009 y 2017. El país demanda por eso la responsabilidad de sus políticos en este tema. Ya no es tiempo de las dobles agendas. Honduras, en la situación actual, no está para que le jueguen sucio. Por eso es urgente que quienes están llamados a ir a las mesas de diálogo lo hagan de inmediato, que se despojen de sus intereses personales y de grupo y piensen en el país. Un país que tiene grandes retos por delante, como el de sentar las bases de un desarrollo económico sostenible que garantice que ese 60% de hondureños y hondureñas que viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema, tendrán por fin una esperanza para mejorar sus condiciones actuales de vida. Un país justo, en el cual la lucha contra la corrupción y la impunidad sean prioritarias; un país con educación y salud para todos. En fin, las tareas pendientes, son muchas. Por eso, es que urge que los políticos, los que cada cuatro años salen a buscar el favor popular para mantenerse en sus posiciones de privilegio, se despojen de sus ambiciones personales y vean en el diálogo la única salida factible a la crisis actual. No hay tiempo para más.