Editorial

Honduras, El Salvador y el turismo

El sector del turismo en Honduras lucha por mantenerse a flote en medio de la crisis económica y política que afecta al país, y no le ha sido fácil. En los últimos años no solo se han enfrentado a las consecuencias de una crisis poselectoral, sino también a los índices de inseguridad ciudadana que posicionaron al país como uno de los más violentos de la región. Aun con estos elementos en contra, los empresarios y las autoridades han mantenido a flote el barco turístico con programas como los de atracción de cruceros en el océano Atlántico y programas de promoción de turismo interno en la Semana Santa, la Semana Morazánica y una muy importante, la semana en la que los salvadoreños celebran las Fiestas Agostinas (del 1 al 6 de agosto), en honor del Divino Salvador del Mundo, y que es una semana de asueto que muchos salvadoreños aprovechan para hacer turismo en los países centroamericanos. Hasta hace un tiempo, el principal destino de los salvadoreños era Guatemala, pero las autoridades turísticas hondureñas, conociendo la dinámica de los habitantes del vecino país, han impulsado agresivas campañas publicitarias y de promoción de paquetes turísticos para enamorar y atraer hasta sus tierras a los visitantes. La oferta ha sido complementada con el apoyo gubernamental en las aduanas y con los operativos de seguridad en las carreteras del país.

Para este año, se espera que el número de visitantes salvadoreños supere los 50,000 visitantes y así obtener una derrama económica de 20 millones de dólares.

Las cifras son importantes. El turismo es y debe ser la puerta para estrechar los lazos de amistad con nuestros vecinos y con quienes desde todas las latitudes del mundo deciden venir a conocer las maravillas naturales con que cuenta Honduras, sin olvidar que además esta es una de las principales fuentes de atracción de divisas (más de 900 millones de dólares en 2017) y de generación de empleo. Es por ello que los hondureños y hondureñas estamos obligados a mostrar nuestra mejor cara a nuestros visitantes. En nuestras manos está que se lleven la mejor impresión del mejor país del mundo y decidan retornar.