Editorial

Un ejemplo democrático

México concluyó con éxito el domingo pasado el proceso electoral más complejo de su historia: 89.3 millones de mexicanos estaban convocados a las urnas para elegir al nuevo presidente de la nación para el período 2018-2024, 500 diputados, 128 senadores, 9 gobernadores, 972 diputados en congresos locales, 1,613 ayuntamientos, 24 juntas municipales y 160 concejales. Y si bien la jornada preelectoral estuvo marcada por cruentos actos de violencia, la elección general se llevó a cabo sin sobresaltos y sin contratiempos.

Los mexicanos fueron masivamente a las urnas a elegir al sucesor de Enrique Peña Nieto y decidieron dar un giro a la izquierda al votar por el polémico Andrés Manuel López Obrador, quien corría por tercera vez consecutiva por la presidencia de su país.

Los resultados no sorprendieron a nadie. Ya las encuestas daban a López Obrador una mayoría abrumadora sobre sus más cercanos contendientes. Pero sí sorprendió el orden y la credibilidad en el proceso desde el Tribunal Electoral. También la madurez de la clase política mexicana. Los perdedores, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, se apresuraron a felicitar al ganador de la contienda tres horas antes de conocerse los primeros resultados oficiales de la elección, sin poner sobre la mesa ningún ingrediente que pudiera empañar el proceso.

Un acto de alta madurez con el que aseguraron que la transición del poder a manos de la izquierda se daría sin sobresaltos. Un acto, dijeron los analistas, con el que bloquearon cualquier escenario de conflicto y apaciguaron los ánimos sociales y las incertidumbres económicas y financieras que hubieran podido existir.

Un acto que debería ser visto y analizado por los políticos de América, y principalmente de la región centroamericana, donde todavía hay quienes se resisten a aceptar el veredicto del pueblo en las urnas, si ese veredicto no les favorece, y que interioricen que el respeto a la ley electoral y la transparencia de los procesos es la base del éxito de estos procesos, vitales para el fortalecimiento de las débiles democracias de estos países.