Como cada invierno, las lluvias dejan al descubierto la vulnerabilidad de la capital hondureña.
Solo el fin de semana se reportaron daños por las lluvias en más de 15 sectores de la ciudad: árboles caídos, muros derrumbados, calles que parecían ríos, vehículos arrastrados por las aguas y viviendas inundadas fueron los actores principales de la fotografía de una ciudad en la que, si bien se erigen grandes obras de infraestructura que la ponen a la altura de las capitales centroamericanas, se siguen enfrentando los viejos problemas por la vulnerabilidad en que viven miles de personas, principalmente de escasos recursos económicos.
Un estudio de la cooperación japonesa identificó hace algunos años unas 156 zonas de alto riesgo en la capital hondureña, y alertó que unos 350,000 hondureños estaban en constante peligro al habitar en más de 60,000 casas expuestas a derrumbes y deslizamientos.
El crecimiento desordenado, que permite a los pobladores habitar en zonas de alto riesgo, ha llevado a que la ciudad sea catalogada como una de las capitales más vulnerables del mundo.
Es por estas razones que las autoridades municipales están obligadas a hacer un alto en sus labores y analizar con detenimiento las políticas a seguir para comenzar a buscar salidas viables a la problemática que generan las lluvias, o las sequías, según sea la época del año en la que se presentan los problemas como consecuencia del cambio climático.
Debe tomarse el tema con seriedad e impulsar proyectos encaminados a mejorar la calidad de vida de las personas que habitan en las zonas de riesgo y en condiciones de pobreza y extrema pobreza.
Pero a su vez, la ciudadanía debe tomar conciencia de los riesgos que representa vivir en una ciudad altamente vulnerable y asumir su responsabilidad en el manejo de estos problemas.
Se debe comenzar por un buen manejo de la basura. Terminar de una vez por todas con la costumbre de tirar a la calle, a las vías públicas y a las cuencas de los ríos la basura.
No podemos permitirnos el lujo de volver a ver ese espectáculo grotesco de agua arrastrando toneladas de basura en pleno centro de la capital hondureña.