Editorial

El agua, una prioridad en la ciudad del cemento

El alcalde capitalino Nasry “Tito” Asfura sorprendió en el inicio de su primer mandato al frente de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) con un agresivo proyecto de infraestructura, que llenó de puentes, túneles subterráneos y nuevas vías de comunicación a la capital de Honduras.

No queda duda que esas obras han mejorado la cara de la ciudad, pero también que han dejado un mal sabor de boca en muchos ciudadanos que sostienen que antes de invertir los recursos municipales en obras de infraestructura se deben atender los reclamos sociales de los ciudadanos.

Y a ellos no les falta la razón. Uno de los principales problemas en la ciudad es el acceso al agua potable de miles de capitalinos que viven en los cerros o los llamados barrios en desarrollo de las ciudades gemelas.

Son más de 500,000 personas en tales condiciones, según las cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef).

El 35% de las familias capitalinas no reciben el vital líquido en sus casas y se abastecen a través de camiones cisterna que llegan hasta sus barrios a ofrecerles el agua a precios extremadamente altos. Son ellos, los más pobres, los que menos ganan, los que ni siquiera tienen un empleo decente, los que más pagan por el líquido, apuntan.

Pero esta semana desde la Alcaldía Municipal se ha hecho pública una buena noticia. Se está anunciando la ejecución de 13 proyectos de agua en colonias que no están conectadas a los sistemas de distribución del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA).

Han informado que se estarán construyendo tanques de abastecimiento con capacidad para almacenas de 20,000 a 30,000 galones de agua, y además que se acondicionará la red interna y se otorgará a cada familia un tanque de almacenamiento de 600 litros. Se estima que las inversiones rondarán los 49 millones de lempiras.

Las autoridades municipales se merecen un aplauso por volver a ver, y atender, uno de los problemas más graves que viven las personas más pobres de la ciudad. Garantizarles a ellos el acceso al agua potable es un derecho humano inalienable.