Desde hace años, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) es el dolor de cabeza de las finanzas del Estado. Está en el ojo del huracán.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) la tiene en la cabeza, incluso, en la última visita del organismo para la revisión de la economía del país pidió “la adopción de un plan integral para asegurar la solidez financiera “ de la empresa. Y es que, según las mismas cifras estatales, la ENEE ha llevado al gobierno a endeudarse en más de 700 millones de dólares y a concesionar gran parte de los servicios que ofrece a un costo millonario.
Solo las pérdidas por distribución (servicio concesionado) superan los 8,000 millones de lempiras, y si bien, desde 2014 se han tomado algunas medidas para sanear las finanzas de la empresa, las mismas no han tenido éxito.
Hoy en día, todos los actores del subsector están convocados a una mesa de diálogo para buscar soluciones a la problemática.
EL HERALDO ha conocido que el sector privado ya baraja algunas propuestas que llevarán a la Mesa de Energía: que los generadores readecúen las condiciones de sus contratos previa consulta con los financistas; que la revisión de los contratos de suministro de potencia y de energía vigentes se hagan voluntariamente, de buena fe y bajo la premisa que las soluciones y propuestas deben ser integrales y no coyunturales, que todo se haga en el marco de la legalidad para no ahuyentar a los inversionistas extranjeros, que se libere el marcado, serían algunas de los temas de discusión.
Y frente a todas esas propuestas, ¿qué sería lo más viable?
Esa es la tarea de todos los convocados a la mesa de negociaciones: definir cuáles son los caminos que lleven al rescate definitivo de las finanzas de la estatal eléctrica, por ahora el único comprador de la energía generada en el país, para el bien de las finanzas públicas.
El país demanda del sacrificio de todos los sectores para marcar la ruta hacia el desarrollo pleno de la sociedad. Sin distingos.