El Creador, a quien este 25 de diciembre le celebramos su venida a la tierra, privilegió al hombre con la capacidad de discernir entre el bien y el mal y además lo dotó con la habilidad para el diálogo.
Según el diccionario, el diálogo es “una conversación entre dos o más individuos que exponen sus ideas o afectos de modo alternativo para intercambiar posturas. En ese sentido, un diálogo es también una discusión o contacto que surge con el propósito de lograr un acuerdo”.
En este momento, en el país urge que los líderes de las dos fuerzas antagónicas surgidas luego del reciente proceso electoral se sienten, hablen y se pongan de acuerdo en la solución de una crisis política que no solo golpea la economía nacional, sino que está causando graves daños a la salud mental de la población y al ambiente.
Conversar solo con los afines eso puede considerarse un monólogo; hablar de asistir a un diálogo, solo si aceptan lo que yo quiero, eso es intransigencia. Si en verdad se quiere encontrar una salida a un conflicto, entonces “al toro hay que tomarlo por los cuernos”, exigir en lo posible y ceder en lo razonable.
Si ambos liderazgos no son capaces de entrar en pláticas, entonces está la alternativa de buscar un componedor, una tercería -que puede estar conformada por personas respetadas y con alta credibilidad- para que acerquen a las partes, impulsen un acuerdo, lo avalen y le de seguimiento para su fiel cumplimiento.
En los últimos 25 años, Honduras ha estado lleno de grandes diálogos nacionales con resultados improductivos, y en este momento el país no necesita redundar en lo mismo, lo que el pueblo demanda es tranquilidad, seguridad y una lucha frontal contra la pobreza.
Para solucionar la crisis, los obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras también pugnan por un gran pacto nacional basado en un “diálogo franco, eficaz, creativo y sin condiciones que implique a todos los sectores de la sociedad”.
Si en verdad los políticos aman este país -como dicen- entonces tienen a su disposición la herramienta de la conversación para trabajar por el bienestar, la dignidad y la paz del pueblo.