Editorial

Más atención a los centros educativos

El buen estado de las instalaciones en que miles de escolares y colegiales reciben clases debe ser una preocupación permanente de las autoridades de la Secretaría de Educación.

Aunque cada año se anuncian millonarias inversiones en la reparación de escuelas, centros básicos y colegios, en muchos lugares del país es indignante ver las condiciones antipedagógicas en que se realiza el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el país existen 23,835 establecimientos educativos, de estos 18,666 están en el área rural y 5,169 en las zonas urbanas. El gobierno no tiene un dato exacto de cuántos están en mal estado.

Hace unos años se hablaba que siete de cada diez centros de enseñanza tenían problemas de infraestructura, mientras que la dirigencia magisterial estima que el 23 por ciento está en condiciones deprimentes: techos en mal estado, sanitarios antihigiénicos, falta de agua potable, de luz eléctrica y de mobiliario.

Dentro de su presupuesto, la Secretaría de Educación siempre contempla una millonaria partida para atender esta infraestructura, sin embargo, eso solo queda en anuncio, mientras tanto en plenas zonas urbanas, y no digamos en el área rural, muchas instalaciones se derrumban a pedazos.

En este año a la Secretaría de Educación se le asignaron 25,687 millones de lempiras, se desconoce cuánto invirtió en el mejoramiento de infraestructura escolar; para el 2018 su presupuesto aumentó en 2,390 millones, o sea que contará con 28,077 millones de lempiras.

De esta millonario cantidad, según Júnior Velásquez, director de construcción escolar de la Secretaría de Educación, se dispondrá de 700 millones de lempiras para la creación de nuevos centros educativos y la reparación de los ya existentes.

Atender los edificios destinados a la educación de niños y adolescentes debe estar entre las prioridades de los gobiernos.

Las nuevas generaciones de hondureños tienen el derecho a educarse bajo instalaciones dignas, con el material didáctico adecuado y actualizado y no bajo condiciones deplorables que generan enfado y repudio.