Editorial

La Declaración por la Democracia

La tensión en el ambiente poselectoral demanda que los diversos sectores, especialmente los partidos políticos, actúen con cordura, pues el caos es lo último que necesita Honduras.

Si bien es cierto, el traspié del Tribunal Supremo Electoral al no informar con celeridad los resultados de los comicios ha llenado de dudas el proceso, este se ha manejado con transparencia y así lo han reconocido los observadores de la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos. Es la palabra tranquilizadora de veedores independientes cuyo único propósito es contribuir con la democracia de nuestro país.

En la medida en que el tribunal electoral ha ido divulgando resultados a cuentagotas, hemos visto una estrecha cercanía entre los dos principales contendientes, generando las quejas de uno y otro lado. En ese contexto, la misión de la OEA ofreció mediar y logró que tanto Salvador Nasralla como Juan Orlando Hernández suscribieran la Declaración por la Democracia.

Se trata de tres simples enunciados: el primero, llamar a la paz y tranquilidad de los miembros de cada partido; el segundo, exigir al TSE acelerar el escrutinio; y el tercero, el compromiso de aceptar los resultados siempre y cuando se hayan sumado todos los votos. No es otra cosa que un acuerdo para hacer más transparente la gestión del proceso democrático.

Lo que llama la atención es que uno de los candidatos, apenas horas después de firmarlo, se retractó argumentando que era una trampa, mientras que el coordinador de ese partido salió también en contra porque no se dio cuenta de ese pacto.

Como consecuencia, se ha desencadenado una serie de hechos violentos en varios puntos del país en reclamo por el triunfo electoral cuando aún faltaban urnas por procesar.

Es necesario que se actúe con cordura y que se vuelva al acuerdo firmado, a la Declaración por la Democracia. Llamar a la población a las calles es un acto irresponsable que solo nos llevará a una crisis mayor, demostrando que en lo último en que se piensa es en el bienestar de los hondureños.