Editorial

Luis Zelaya y el Partido Liberal

Aunque es prematuro todavía profundizar en el análisis, hay hechos evidentes del proceso electoral.

Al mirar los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y enfocarnos en el Partido Liberal podemos ver que en esta justa electoral ha sido el gran perdedor.

El instituto político más antiguo del país y que más ha estado en el poder desde el retorno a la democracia en 1981 vuelve a quedar en el tercer lugar con el 14% del 76% de los votos escrutados en el nivel presidencial, todavía menos que en 2013 cuando obtuvo el 20.30%.

Sin embargo, logra ubicarse en segundo lugar en el reparto de las alcaldías. Una simple lectura da cuenta entonces que los liberales le dieron la espalda a su candidato presidencial, pero fortalecieron el liderazgo de sus comunidades.

Desde la crisis política de 2009 los liberales no han levantado cabeza y todavía no encuentran un líder que inspire y los levante. Luis Zelaya, por lo visto, no ha sido ese líder. O esta elección no era su momento.

El candidato presidencial liberal tuvo que sortear, a su modo, las diferencias internas surgidas después de las elecciones primarias. Entre ellas, las desavenencias con Gabriela Núñez, la segunda fuerza de su partido; incluso el pleito con el excandidato presidencial Elvin Santos. Pero no pudo integrar a las fuerzas políticas internas y eso le pasó la factura.

Los liberales salen muy golpeados de este proceso. Tendrán tiempo para reflexionar sobre su liderazgo. Tendrán tiempo para la autoevaluación y darse cuenta dónde están y para dónde quieren llevar al histórico partido que, por ahora, parece avanzar hacia el despeñadero.

No obstante, las 101 corporaciones municipales obtenidas en estos comicios, 18 más que en 2013, y similar número de escaños, 26 de momento, uno menos que en las pasadas elecciones generales, es muestra de que todavía hay signos de vida en el liberalismo.

Y eso es positivo para el país, no hay que olvidar la enorme responsabilidad que tiene cada partido político en el fortalecimiento de la democracia, el equilibrio de poder y la institucionalidad.