Editorial

Retroceso en lucha contra el hambre

a conmemoración del Día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre, sirvió de aldabonazo ante el retroceso de los países en la lucha contra el hambre. Aunque durante la pasada década la tendencia fue a la baja, en 2016 el número de personas con hambre en el mundo era de 815 millones, 38 millones más que el año anterior, según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, de la FAO. De ese total, 489 millones viven en países afectados por conflictos, que son -junto con la migración forzada- algunos de los factores que han provocado el repunte del hambre en el mundo. Un mal que, como ha dicho el papa Francisco, no es “una enfermedad incurable”, pero requiere de la acción de cada país. Si no, “¿de qué vale denunciar que a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del hambre y de la desnutrición, si no se actúa?”, cuestionó el sumo pontífice, quien también recordó el impacto que tiene el cambio climático.

En Honduras, el número de personas subalimentadas se mantiene en 1.2 millones y la tasa de desnutrición crónica supera el 20%. Garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a los alimentos debiera ser el principal reto del gobierno. El acceso a la tierra, al crédito y la tecnificación agrícola, tomando en cuenta también las condiciones ambientales, deben ser parte de una estrategia que no deje por fuera la problemática de violencia e inseguridad que vivimos, así como la corrupción administrativa que, como denunció el Papa ante la FAO, se traga la ayuda externa.

Como señala la FAO, cada país requiere “un programa hecho a su medida” para el que se han de identificar “con precisión los bolsones sociales y territoriales del hambre”.

Pertinente es también mencionar lo que la FAO en el citado informe señala, y es que una cantidad suficiente de alimentos no es garantía de una alimentación sana y segura. Hay que educar también a la población para que no solo se alimente, sino que se nutra.

Si bien el panorama de la seguridad alimentaria y nutricional no es ahora positivo, cada país, cada gobierno, debe hacer lo propio para alcanzar la meta de cero hambre en 2030

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