Editorial

Respeto y tolerancia

Con frecuencia los hondureños nos quejamos del bajo nivel que exhiben algunos de nuestros políticos vernáculos, carentes de propuestas, liderazgo, habilidad y capacidad, pero prolijos en ambición, fanfarronería, exabruptos y falta de escrúpulos.

Queremos que nos representen con dignidad y que estén a la altura de las expectativas que ponemos en ellos para regir los destinos de nuestro país de manera acertada, incorruptible y sin más compromiso que el bienestar de la mayoría.

Al menos en teoría, esperamos que reflejen principios y valores que decimos nuestros, como el respeto, la justicia, la ética, la responsabilidad, la integridad y la tolerancia. Porque los hondureños nos decimos gente de paz, luchadora y solidaria, que anhela recuperar la tranquilidad alterada por la enorme violencia que vivimos y que es junto con la pobreza nuestro peor lastre.

Pero nada ganaremos divididos en una lucha que debe ser encauzada hacia el bien común. Estamos en un proceso electoral en el que debe emerger la conciencia cívica para votar por el candidato que represente nuestras aspiraciones.

Y es válido, más bien un deber, exigir de nuestros candidatos los planes de gobierno con el que quieren ganar el voto de los electores. Ese debería ser el meollo. Pero enfrascarnos en pleitos absurdos de tipo ideológico o partidario es estéril para el propósito que nos debería ocupar.

Esta reflexión surge a raíz de las lamentables reacciones en las redes sociales de algunos ciudadanos con posiciones dogmáticas ante la reunión informal que sostuvieron algunos dirigentes del Partido Nacional, encabezados por el mandatario, con varios líderes de la oposición.

Debemos celebrar el encuentro que fue respetuoso y tolerante, como debe ser. Si Macron, considerado la voz antiTrump, recibió con honores al presidente de Estados Unidos en París, ¿por qué un grupo de políticos hondureños no pueden tener un encuentro civilizado?

¿Por qué esperar y desear que aflorasen los insultos de la oposición hacia la figura del Presidente? Esas actitudes viscerales no ayudan a construir y apartan de lo que es realmente importante para Honduras.