Editorial

Conductores irresponsables

Las evaluaciones sorpresivas que se han venido realizando desde hace un tiempo a conductores de buses urbanos han mostrado una inquietante realidad. Y es que algunos de ellos manejan bajo los efectos de las drogas o el alcohol. No se necesita nada más para provocar un accidente que puede terminar en tragedia, por lo que semejante irresponsabilidad es intolerable.

Los operativos a nivel nacional dirigidos a certificar a unos mil conductores del transporte urbano han dado como resultado el decomiso de al menos 17 licencias a empleados que dieron positivo por consumo de marihuana, cocaína y alcohol.

Datos de la Dirección de Tránsito y del Instituto Hondureño contra la Drogadicción y la Farmacodependencia (Ihadfa) revelan que en algunas regiones del país el alcohol es la segunda causa de accidentes viales y en otras la tercera.

Se trata de un problema de salud pública que requiere del esfuerzo del Estado a través de instituciones como Salud, Fiscalía, Tránsito e Insep, IHTT, entre otras, para lograr un tratamiento integral que permita reducir la incidencia de accidentes viales, de los que solo en el primer semestre de 2016 se reportaron 6,685 por diversas causas. Las inspecciones en las estaciones de buses deben ser sistemáticas y no solo por temporadas, con pruebas antidopaje y revisión de las unidades. Las autoridades están en la obligación de garantizar que los encargados del transporte masivo de personas cumplan con todos los requisitos para tan delicada tarea.

Solo en la capital, más de 700 mil personas utilizan a diario el transporte público, incluyendo taxis, buses y rapiditos. Se trata de un importante segmento de la población que merece viajar en condiciones adecuadas de seguridad.

Aunque los motoristas que andan bajo los efectos de las drogas y el alcohol son los menos, estos deben ser identificados y puestos fuera de servicio, ya que constituyen una amenaza para la vida de los pasajeros, transeúntes y también de los demás conductores. La ley debe servir para prevenir y no solo para perseguir después que ha ocurrido lo peor.