Editorial

Violencia en Valle de Ángeles

Hasta hace poco, Valle de Ángeles había estado al margen de la vorágine de violencia que golpea con fuerza a nuestro país.

En el primer semestre de 2016 fue uno de los 80 municipios de Honduras con cero homicidios, mientras que en los 218 restantes se registraron 2,568 muertes por esa causa, según el observatorio de la Violencia de la UNAH.

Ese ambiente de seguridad, además de su clima, paisaje y artesanía, ha sido un imán para turistas y visitantes que representan una de sus principales fuentes de ingreso. Incluso, de un tiempo a esta parte, en el antiguo pueblo minero se ha disparado la construcción de viviendas y por ende la población, un factor a considerar al analizar estos episodios de inusual violencia que se han reportado en lo que va de 2017, con al menos siete homicidios.

Entre las víctimas está un adolescente de 16 años, un joven de 20, un exmilitar dedicado a la albañilería (28) y un supuesto pandillero exconvicto (31), todos muertos a balazos. El último hecho sangriento que ha sacudido a la otrora pacífica comunidad ocurrió el lunes, cuando dos jóvenes de 17 años fueron acribillados dentro de una pulpería ubicada en pleno centro de la ciudad turística.

Las autoridades no han dado todavía una explicación de lo que está pasando en este valle, en el que se presume ha comenzado a sentirse la presencia del narcotráfico y el pleito del territorio entre pandillas, que tantas muertes dejan en nuestro país. Pero lo que se necesita, con urgencia, son respuestas y soluciones de los entes de investigación, de la municipalidad y demás autoridades locales, quienes deben trabajar de forma coordinada ante esta creciente violencia que amenaza no solo la paz sino también el desarrollo. Los homicidios que se han venido registrando en Valle de Ángeles, al estilo ejecución, deben ser esclarecidos, capturados los culpables y puestos a la orden de la justicia.

La violencia que azota a este municipio lleno de encanto, que tanto enorgullece a sus pobladores, debe detenerse con acciones contundentes de combate y prevención, para tranquilidad de propios y extraños.