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El CIADI y la economía sin corbata

Algunos sin saber qué es el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) se quejaron de que Honduras dejara el CIADI. Pero, tratándose de un organismo vinculado al Banco Mundial (BM) obliga al recelo, la suspicacia. Sus fallos han socavado las economías de los países y han enriquecido a empresarios, por eso hay que ver quiénes lo defienden con uñas y dientes.

En la posguerra a mitad del siglo pasado, los que ganaron se aprovecharon de medio planeta destruido e impusieron sus condiciones. Crearon la ONU, y en los viles acuerdos de Bretton Wood, el BM y el Fondo Monetario Internacional , quitaron el oro como referencia comercial e impusieron el dólar. Por ahí, en 1965, implantaron el CIADI, una especie de tribunal -que ellos pintan como árbitro- para que las empresas pudieran demandar a los estados, pero nunca al revés.

Es decir, el arbitraje del CIADI -si se puede llamar arbitraje- no le importa que una empresa destruya el medio ambiente, afecte los derechos de los pobladores o viole la constitución de un país, lo único que respeta es la inversión, lo que sus defensores llaman “garantías de inversión”, por eso siempre pierde el estado ¿y así, quién no?

Nadie discute el derecho internacional de inversiones ni lo que significa la empresa extranjera para el desarrollo económico y social, pero no a insufribles costos para la población y el perjuicio de las economías nacionales, sobre todo, en países como el nuestro, que siempre le ha tocado perder.

Un dato revelador: el 91% de los inversionistas demandantes a través de CIADI son de países desarrollados: Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y Europa occidental; y apenas el 6% de naciones en desarrollo, en cuenta algunos de América Latina. ¿Y los árbitros? Bueno, casi la mitad, 48%, son europeos; 22% de Norteamérica, y apenas 10% de Sudámerica.

Así que un inversionista que demande a un estado estará muerto de la risa, porque el árbitro será de su zona, con su cultura, valores e intereses regionales. ¿Adivinan quienes ganan siempre las demandas? Exacto, las multinacionales. Lo peor, no hay apelación ni otra instancia a la qué acudir, se pierde porque se pierde.

Con esto en mente un grupo de 85 importantes economistas mundiales han respaldado a Honduras al denunciar el acuerdo del CIADI; están en internet sus nombres para saber quién es el estadounidense Jeffrey Sachs, la británica Ann Pettifor o el exministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, entre tantos.

Por cierto, hace unos años leí el libro de Varoufakis “Economía sin corbata”; el académico heleno, -cofundador junto al excandidato presidencial de EE UU, Bernie Sanders, de la Internacional Progresista- propone que la economía simplifique su lenguaje y sus definiciones rebuscadas, para que el ciudadano de a pie entienda por qué hay pobreza, riqueza, desigualdad, la relación poder y dinero.

Tal vez así se entienda que las ZEDE y las demandas del CIADI, más que contra el gobierno, son contra todos nosotros.