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Correcto

Nació privilegiado y legó una vida privilegiada a los suyos. Y a otros cobijados por el lema “Ayudando al pequeño de hoy, hacemos al grande del mañana”. Procuró la creación de oportunidades a muchos que nacieron sin ellas. Y eso ha hecho la diferencia entre unos que no tenían futuro y los que su determinación les posibilitó uno. Eso si es ser visionario. No le fueron aplicables los estereotipos, a veces errados, de banquero arbitrario ni de político obcecado.

Pero somos un país de estereotipos y cajuelas en las que como antes se continúan acarreando sueños o viandas. Sin diferencia. Pasaban los 10 años cuando se vivió en el seno familiar la profunda desolación de la derrota Liberal, inmerecida, que fuera propiciada por la mezquindad de unos correligionarios. Un sinsentido que como baldón rasga nuestro pendón rojo blanco rojo. Nada minó su personalidad ni la caló de amargura. ¿Y si Jorge Bueso Arias hubiera sido presidente de Honduras? Es inevitable la melancolía ante los traspiés de dirigentes en los gobiernos.

Ciudadano ilustre y con los valores que sustentan la idiosincrasia hondureña, pasó a ser otro familiar. Aunque solo conversáramos en pocas ocasiones: en unas sobre nuestro entrañable Partido Liberal y en otra sobre una recién descubierta fascinación por la orquídeas, siendo él, consumado orquideólogo. Ni odas que exalten la personalidad de quien sin proponerse servir de ejemplo público, ha terminado por serlo, ni elegías que exalten el dolor de su partida, si solo es de celebrar su legado y su vida. Existió lo más apacible posible. Sin sobresaltos ni excesos con los que acariciar un ego desmedido del que no padeció.

Pudo tener la casa más grande del país y todos los carros último modelo que quisiera. Pero ¿para qué? Nunca le interesó impresionar a nadie. Pero nos impresionó. En una Honduras de tanta carencia como de tanta abundancia, las próximas generaciones deben conocer lo que significa ser un ciudadano correcto como lo fue Jorge Bueso Arias, modelo a seguir.