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Complejidad económica y buen crecimiento

Ya hemos recapitulado en artículos previos que el crecimiento económico es necesario pero no es suficiente para lograr mejores niveles de desarrollo. Si se aumenta la producción y hay más riqueza, pero no se concretan cambios estructurales, no habrá desarrollo. Si el crecimiento económico no va acompañado de cambios estructurales (como la distribución del ingreso y riqueza, aumento del empleo decente, entre otros) todo aumento en la producción quedará como una quimera aún siendo alto y, peor si persiste en ser menor al 3-3.5% (caso Honduras). Que el crecimiento económico sea insuficiente no significa que no sea importante. Es indispensable aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) real. Para que el crecimiento sea bueno y proclive al desarrollo, debe cumplirse con al menos 10 requisitos:

(1) La más alta tasa de crecimiento posible; (2) sostenibilidad en el tiempo; (3) crecimiento equilibrado entre rubros productivos; (4) sustentabilidad ambiental; (5) crecimiento incluyente; (6) elevación del grado de complejidad económica; (7) acercamiento o tendencia hacia la producción potencial; (8) evidencia clara de transición de economía pequeña a una economía grande, PIB per cápita alto, mayor al promedio mundial o sea US$8,000 anuales; (9) un crecimiento ampliado o sea, que vaya más allá del PIB tradicional, un PIB “integral” ; (10) crecimiento con producción potencial dinámica o sea, ampliar ese umbral periódicamente. Países como Honduras, todavía entre los más pobres de América Latina y el mundo, producen una menor variedad de bienes de exportación y se complican para competir en el mercado mundial, urgen transitar de una economía simple a una compleja, como lo han hecho y siguen haciendo las economías más desarrolladas. Los países que en general dependen de uno o de pocos bienes de exportación particularmente del sector primario, son economías simples con muy poca ventaja comparativa, con persistente déficit comercial, bajos e inestables niveles de crecimiento económico, insuficiencia de divisas, escaso nivel educativo e ingresos per cápita estancados.

La complejidad económica está medida en términos de diversidad y de ubicuidad. La diversidad tiene que ver con el número de productos distintos que un país exporta con ventaja comparativa revelada, es decir, en términos de menores costos relativos. La ubicuidad tiene que ver con el número de países que producen un determinado bien y que compiten entre sí por ganar clientes en varios países.

No solamente se trata de que los países exporten bienes primarios o commodities. También lo hacen los países desarrollados con economías complejas. El punto es: no limitarse a exportar bienes primarios, característica de los países subdesarrollados con economías “simples”. De manera que en la búsqueda de mejores condiciones de crecimiento económico, transitando las etapas sugeridas en los requisitos del buen crecimiento, Honduras debe buscar el aumento sistemático de su complejidad económica aumentando su oferta exportable y su competitividad aprovechando su experiencia bananera, cafetalera, maquilera, minera, camaronera, palmera, tabaquera, maderera, pesquera, y tantos otros rubros.

Honduras está probablemente a la mitad de su producción potencial. Está obligada a crecer a las más altas posibles en los próximos años, llegar a los US$60,000 millones de PIB siempre con sustentabilidad ambiental, equilibrio productivo inter rama e inclusión y también, enfocándose en ampliar su complejidad económica, la tradicional y la multidimensional.