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Y los ciudadanos salieron a votar

A pesar de todos los temores, los hondureños salimos a votar y todo se desarrolló en un ambiente de paz y tranquilidad. Conforme a información preliminar publicada por el Consejo Nacional Electoral, un total de 3,221,264 ciudadanos ejercieron el sufragio, lo que representa aproximadamente un 62% del total de inscritos en el censo electoral; opuesto a lo sucedido en 2013 y 2017, cuando el abstencionismo fue el principal protagonista.

Los resultados preliminares otorgan una gran ventaja a la alianza Libre-PSH a nivel presidencial y, por primera vez, Honduras tendrá a una mujer desempeñando el cargo de presidente de la República.

Pareciera que el desgaste después de doce años en el poder le pasó factura al Partido Nacional, pero obviamente también influyeron otros aspectos como ser la corrupción, la impunidad, la reelección inconstitucional, las acusaciones relacionadas con el narcotráfico, el mal manejo de la crisis del covid y de los destrozos provocados por los huracanes Eta y Iota y la aprobación de las ZEDE. Todo un cúmulo de factores negativos que impusieron una pesada carga al candidato del partido del gobierno.

Otros datos interesantes son que las alcaldías en las dos principales ciudades del país -Distrito Central y San Pedro Sula- también quedaron en manos de la alianza y que, con base en los datos preliminares, el Congreso Nacional también tendrá un refrescamiento muy necesario y ninguno de los partidos podrá tener un control absoluto de ese poder del Estado. Esto es importante para evitar los abusos de poder y las excentricidades copiadas de otros países.

Pero, pasada la euforia del triunfo y la amargura del fracaso, se vienen tareas importantes para los principales partidos políticos.

En primer lugar, la coalición triunfadora tendrá que prepararse para gobernar el país y enfrentar retos importantes. Para esto es vital tener la sabiduría para seleccionar un equipo profesional y que reúna los requisitos de honestidad y capacidad para trabajar en forma coordinada y ejecutar los planes estratégicos que sean definidos por las máximas autoridades. Luego se tendrá que coordinar el periodo de transición con el gobierno actual, para lo cual los equipos designados tendrán reuniones para el intercambio de la información que se considere apropiada.

Igualmente, y fuera de las promesas de campaña, habrá que afinar o completar el Plan de Gobierno para definir las prioridades y planes de acción para cada una de las áreas importantes. Para esto sería de mucha ayuda, aunque parezca una herejía, que se revisara el Decreto Ley que contiene la Visión de País (2010-2038). Erradicar la pobreza; desarrollo en democracia con seguridad y sin violencia; promover el crecimiento económico con generación de empleo digno; y lograr un Estado moderno, eficiente y competitivo siguen siendo objetivos fundamentales de país para cualquier gobierno.

Por otra parte, los partidos perdedores tendrán que realizar un autoanálisis profundo y definir un plan estratégico, la renovación de su liderazgo y actualizar sus principios y valores. Para que la democracia funcione se necesita que haya competencia entre dos o más partidos políticos, con liderazgo y fortaleza. Ejemplos abundan sobre gobiernos dictatoriales cuando hay un solo partido político.