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Hospital geriátrico

El otoño de la vida nos llega después de pasar un verano de frutos y recolección de cosecha de nuestra vida en familia, en sociedad o de ser un ciudadano en nuestra querida patria, la incertidumbre llega para la inmensa mayoría de las personas que vamos envejeciendo porque es en ésta edad que los achaques aparecen de la nada, ayer te acostaste bien, amaneces con dolores de articulaciones, las bebidas espirituosas dejan de ser una alegría porque ahora la diabetes o la presión arterial se han disparado, si, ayer estábamos bien, pero el recuento de los años son 6 décadas o más que se ha transitado y vivido diversas dolencias que como jóvenes sorteamos excelentemente pero que al final nos pasan factura y nuestra vida se vuelve una farmacia ambulante.

La creación de un hospital especializado en tratamiento de personas geriátricas sería una excelente ayuda para los miles y miles que van dejando su vida laboral porque las diversas morbilidades que arrecian en los cuerpos que fueron sometidos a presiones constantes son ahora ramas quebradizas, troncos con polillas, hasta las hojas de la cabeza volaron en el Otoño de la vida y se necesita que esta “juventud divino tesoro, ya te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer” cantaba el bardo, “porque lentos y veloces los años pasan y con ellos la flor de la vida” decía el anuncio allá por los años 70, y así como las frutas que fuimos verdes ahora la maduración nos hace sensibles a obtener una infinidad de dolencias, es por ello que se insta a la creación o fundación de un hospital geriátrico.

Aunque en Honduras las propuestas son leídas y como no importa entonces los que pueden dar el si para su construcción no se hace porque no tienen voluntad política y olvidan que llegaran a la vejez, pero como en política ellos viajarán a los hospitales de prestigios del Norte o se irán a Europa para que les atiendan sus dolencias, entonces que los viejos del pueblo se mueran porque ellos ya están casi al final de la vida y hacer un proyecto de tal magnitud es como gastar pólvora en zopilotes; dirán. Es como la construcción de los hospitales de Traumatología o de Oncología, solo estudios o el arranque que se iban a construir, emociones jugadas por displicentes burócratas que la vida del prójimo es para ellos una ruleta rusa.

Las morbilidades geriátricas se cuentan por miles, en este hospital habría urólogos porque las enfermedades de las vías urinarias o del aparato reproductor son diversas entre ellas tenemos el famoso cáncer prostático, la hiperplasia prostática benigna, la esterilidad, infecciones urinarias, cálculos renales, enfermedades de las suprarrenales, así como las estenosis que se forman por la estrechez de la uretra o uréteres, la demencia senil o enfermedad de Alzheimer es otra que ataca constantemente a la población mayor, la persona es atacada no importa su posición social, los estragos de ver un ser querido que se desvanece en la bruma del olvido después de ser personas generadoras de un sinfín de actividades tienden olvidar de quien son, de comer, olvidan hasta detalles tan importantes que dieron luz o alegría a sus vidas y por último se les olvida respirar, el ser acaba en el olvido de sí mismo.

Los viejos son propensos a las fracturas de caderas que los lleva a la muerte en muchas ocasiones o que requieren operaciones especializadas en rodillas y caderas, rectificación de columnas que se han torcido por los pesos que una vez cargaron o las artrosis se manifiestan en cuellos que se imposibilitan voltear la cabeza hacia los lados, la vista se pierde poco a poco y dirán que ya hay una sala de oftalmología en el Hospital San Felipe, pero, ¿consta este hospital público de todos los avances que el sistema ocular ha logrado por los avances de la ciencia oftalmológica?, no, apenas cubre un pequeño segmento de la población y las filas son inmensas y los cupos pocos que a muchos les llegó la ceguera sin haber obtenido una consulta.

Un hospital que estimule las facultades mentales, que orienten hacia una alimentación de calidad a través de los departamentos de nutrición, así como el de rehabilitación física o no permitir que los viejos vayan perdiendo de a poco la facultad de locomoción para puedan desplazarse a cualquier lado, los cuidados de la piel, la caída del pelo, la pérdida de la audición provocadas por enfermedades causadas por bacterias o insectos que se introducen o traumas causados por actividades físicas o accidentes, son tantos los padecimientos que tienen las personas geriátricas que es necesario un hospital, un hospital que llene las expectativas de los que han entregado su vigor para que las generaciones posean las comodidades que ahora tienen.

Recordar como se han tendido carreteras, puentes, tuberías de abastecimiento de agua potables, los que construyeron torres para las comunicaciones, los que sembraron la tierra y que arrancaron el alimento para ofrecerlo al pueblo, aquellos que cantaron al amor y a la vida, que hicieron universidades, escribieron libros o defendieron la patria, son miles pero el Estado los tiene en total abandono, muchos van a parar a asilos de ancianos donde se les aísla de los demás y llegan a ser un número más para una sociedad indiferente o a gobernantes que poco les importa el bien común.

La propuesta está en el aire, ¿quién la tomará y realizará el sueño de los viejos? son tus padres, abuelos o bisabuelos, recuerda, ellos dieron su energía para que tú llegaras donde estas, no te olvides que el Otoño de la vida también te llegará a ti, ¿estás preparado?

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