Columnistas

En 1966, aparece un imberbe recién egresado de una universidad de Misisipi, en EEUU; se había graduado de economía agrícola. En esa época de botas y cuartelazos, el jovenzuelo ejerció durante unos años como banquero. En el 68 fue nombrado director de Planificación Agrícola en el mandato militar de Oswaldo López Arellano. Hasta entonces, no era más que un maniquí de las administraciones aturdidas de espantos y pólvora en esos gobiernos castrenses.

Callejas va como ministro de Recursos Naturales, por el entonces jefe de Gobierno; el general Juan Alberto Melgar Castro, quien había dirigido un golpe contra el presidente de la república, el general Osvaldo López Arellano, pero los garrotes pasan de mano en mano y el general Melgar Castro, también es derribado del poder por medio de otro golpe, de parte del general Policarpo Paz García.

Callejas va a continuar en Recursos Naturales, siempre incólume. Era el alfil que sabía de jugadas en el ajedrez tambaleante de la política hondureña.

Callejas va como tesorero del Partido Nacional, allí empezó una carrera de luces y apagones entre la niebla y la gloria.

Callejas va en 1980 como diputado de la Constituyente y designado presidencial de Ricardo Zúñiga Augustinus, contra un hombre de provincias: el candidato liberal, Roberto Suazo Córdova, en unas elecciones que abría el portal de gobiernos civiles en el país.

Callejas va como candidato a las elecciones presidenciales de 1985, en las que perdió frente al agrio candidato liberal, José Simón Azcona.

Callejas va a una llanura amarga y desplaza a los viejos zorros del Partido Nacional.

Callejas va nuevamente con su candidatura delirante de imagen y música, con su grito de batalla: «Callejas va» y arrasa en las elecciones del 89 ante Carlos Flores.

Callejas va al estadio y asume el cargo de presidente de la república en 1990, convirtiéndose en el caudillo encantador de masas, trayendo de regreso al poder; al Partido Nacional tras 18 años de ausencia.

Callejas va a recibir un país hundido en la miseria, desempleo y sin credibilidad bancaria a nivel internacional.

Callejas va y toma medidas drásticas; lanzando un paquete neoliberal de «Ordenamiento Económico» que desata una cadena de paquetazos, alza de precios, devaluación, despido masivo y reducción del gasto social que arrastró al país en huelgas y protestas.

Callejas va y alcanza logros como una red vial, centros de salud, escuelas y reorganización de la infraestructura del Estado.

Callejas va y participa en la I Cumbre Iberoamericana celebrada en México, en la II en Madrid y la III en Brasil; donde logra los ansiados acuerdos de paz entre el gobierno de El Salvador y la guerrilla del fmln.

Callejas va y se reúne con el presidente Bush; logrando apoyo financiero.

Callejas va y trae al país a los exiliados y expulsados por ideología, durante la década del 80.

Callejas va a los juzgados y es acusado por desvíos de fondos, abuso de poder y corrupción.

Callejas va a la Corte Suprema de Justicia y recibe todas las cartas de libertad, como una baraja de naipes en la feria de impunidad.

Callejas va a la presidencia de la Federación de Fútbol y lleva a la Selección a dos mundiales, ensombreciendo un poco la memoria de la gente con goles de amnesia.

Callejas va a una Corte de Nueva York por un escándalo de corrupción en la FIFA, en el caso «fifagate», donde es acusado de sobornos para beneficiar a una empresa con la transmisión exclusiva de los partidos de la «H».

Callejas va a ser condenado por cargos de asociación ilícita, fraude y lavado de dinero ante el tribunal de Nueva York.

Callejas va a Georgia, y en Atlanta muere solo, no en su mansión de revista, ni con su esposa, ni sus hijos, ni sus nietos, ni su país. Solo con un grillete electrónico en el tobillo, con una luz tenue que se apagaba.

Callejas se va…