Columnistas

¿La política del gasto o el desgasto político?

El elefante blanco al que mantenemos en su totalidad, sin saciar nunca su hartazgo, que los economistas y los sociólogos eruditos de la crisis y miserias del país llaman “Presupuesto General de la República”, ahora crecerá en un 8% más para el próximo año; además, que asciende a 282 millones de lempiras para el 2020, es decir, unos 20,000 millones más se recetaron de un solo los administradores de la “pulpería” ya saqueada de por sí y sin contemplación le sacan más el jugo.

El presupuestazo dicen que es un importante componente al cambio climático y atención a la mujer, que lo único que puede ser es que el fenómeno de la sequía y hambruna más bien aumente y la condición social de la mujer haga llover hasta inundarse de deudas y penas… en eso sí estamos de acuerdo con los aportes meteorológicos que alegan los genios redondos de la mesa cuadrada en finanzas.

El lineamiento de política presupuestaria en Honduras es más bien una línea de la pobreza, dictada por el consumo corriente de la administración central, según ellos por el promedio anual del crecimiento económico real del Producto Interno Bruto (PIB), que lo único que crece es la miopía mental en los gobernantes de estos vendedores de milagros. Administradores de circos con elefantes fabulosos que se hartan todo con lo que tropiezan.

La Sefin o la “Sin-fin” estima que el crecimiento promedio de la última década fue del 3.7% y la inflación promedio proyectada por el BCH para el 2020 es de 4%, lo que maquina un alza de 7.7%, según las cuentas calculadas en las costillas
del pueblo.

Aunque no están planeados nuevos “garrotazos” tributarios con miras a financiarlo, si está en el plan reducir las exoneraciones en un 0.8% del PIB a fin de poder financiar la expansión del gasto, que sería más barato trazar una política de lucha contra la corrupción y recuperar lo robado con la finalidad de bajar el gasto público, y de paso disminuir la vergüenza mundial.

No obstante, cometer esa sandez de no aceptar el latrocinio público crearía una desaceleración o recesión política y, según ellos, la patria no amerita un descontento más en las actuales circunstancias.

La empresa privada con razón puso el grito en el cielo al oponerse de manera decisiva al incremento del Presupuesto de Ingresos y Egresos, ya que la situación económica de la nación es una calamidad desbocada a un cuento interminable. Mientras tanto, la tajada de las arcas del Estado es del 45% del PIB y el 55 restante se va en coimas y asaltos. Ninguna economía en el mundo crecería así.

Sin embargo, hay que ser claros, el peso del compromiso no es el mismo que el de la conciencia y no hay de otra que el gobierno aumente los impuestos y las tarifas como la de la ENEE; disculpen mi castellano, pero ese crecimiento significa directamente un cinturón apretado, no en los pantalones, esos ya se perdieron, sino en el cuello del pueblo, porque será más caro el año 2020 para todos. ¿Se acuerdan del plan 2020?, pues bienvenidos a él.