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Aldebarán: dos composiciones y tres frases

Comparto un artículo con el que colaboré en una publicación reciente de mis estudiantes. Aldebarán es el Centro Escolar en el que trabajo desde hace algunos años. Hace unos cuantos días, un estudiante del Centro Escolar Aldebarán de cuarto grado escribió: “Donde aprendí a atarme los cordones, a hablar inglés fluido, a leer, a escribir y lo más importante; mis amigos y compañeros. Acá está casi todo para mí; clases, amigos, fútbol y maestros. Yo llevo cuatro años en esta escuela y ha sido una maravilla. Cada día me levanto pensando que este día va a ser increíble. La razón es
simple: Aldebarán”.

Hace treinta y dos años, cuando un grupo de padres de familia llevó a clases a los primeros siete estudiantes, tal vez no se imaginaron que, en el futuro, un niño de diez años escribiría estas palabras en su clase de Español. En cambio, sí habrán soñado en muchas ocasiones con la gran influencia que tendrían la multitud de graduados de una de las instituciones educativas más reconocidas de Honduras. Con sus propias palabras, nuestro estudiante de primaria expresa varios elementos del proyecto educativo que dan vida a Aldebarán. El esfuerzo por hacer el trabajo bien hecho, humana y sobrenaturalmente, la amistad auténtica y el ambiente lleno de confianza que llevan a cada uno, padres, maestros y estudiantes, a participar de un entorno que facilita a todos el vivir cada día el lema “aim high”.

Esta expresión, que significa apuntar alto o aspirar a lo mejor, es otro de los distintivos que nos motiva a no conformarnos con lo ya alcanzado. Esta aspiración nos lleva a una sana disconformidad, en primer lugar con nosotros mismos, que nos hace exigirnos para dar lo mejor.

Algunos de los más antiguos recordarán una expresión del Evangelio de San Mateo que estaba bajo el escudo de Aldebarán en el lobby de entrada; “Que vuestro sí sea sí, que vuestro no sea no”. En esta expresión de la sabiduría divina se marca otra característica esencial de ser Aldebarán. Ha sido el norte claro de muchas generaciones de estudiantes de esta escuela. Nos habla de amor a la verdad, de sinceridad, de saber honrar la palabra dada y sobre todo la coherencia y lealtad con nuestros principios.

San Josemaría, inspirador de nuestro proyecto educativo, nos da la clave para hacer que todas estas aspiraciones de verdad valgan la pena: “Para servir, servir”. Esta frase, que se puede prestar a varias interpretaciones interesantes y maravillosas, une los diversos aspectos mencionados; la competencia profesional, el amor a la verdad y la coherencia a los principios éticos. Pero sobre todo nos da el camino de la verdadera grandeza; gastar la propia vida y poner todos los talentos, pocos o muchos, al servicio desinteresado de Dios y de los demás.

Concluyo con otra composición de un estudiante de primaria: “Aldebarán es una gran escuela. Me enseñó a buscar soluciones, a ser una buena persona, pero sobre todo a nunca darme por vencido. Estoy muy alegre, acá vivo buenos momentos que no olvidaré. Nunca olvidaré a los maestros que me dieron su apoyo y me quisieron (…) yo quiero esta escuela tal como es”. Sin duda, esta semana en la que hemos celebrado con diversas competencias este aniversario, nos lleva a reflexionar y a sacar consecuencias de lo que espera la sociedad entera de los padres, maestros y estudiantes de Aldebarán.