Se lee fácil, se dice fácil, se oye fácil; otros le llaman “La problemática”, “La situación”, “La política de…”, yo le llamo barbarie. Actos inhumanos y crueles que dañan para siempre las vidas de quienes están pasando por ello.
Me pregunto cómo es posible que un pequeño y casi insignificante grupo de personas – en caso de serlo - pueden tomar decisiones tan crueles e inhumanas como ser la separación de niños indefensos de los brazos sus padres. Se escucha por el mundo el llanto desgarrador e inconsolable de niños pequeños que no tienen conciencia de lo que están viviendo, niños asustados y desesperados que solo necesitan la presencia de sus padres para sentirse seguros y protegidos, protección que no ha valido cuando la frialdad y dureza impera en el ser humano.
¿Dónde esta la compasión? ¿Dónde quedó la sensibilidad humana? ¿Dónde está la piedad? El señor Donald Trump es un personaje que está siendo señalado, criticado y odiado, no es para menos, pues no hay ninguna excusa para llegar a tomar esas decisiones tan brutales. Sin embargo, la mirada debe ir más allá de Trump, por ejemplo, ¿qué responsabilidad merece la clase política de los países centroamericanos y especialmente la nuestra?
Ahora resulta que Donald Trump es el ogro de la película. ¿Y los que dirigen y han dirigido este país dónde están? Deberían de salir y dar la cara por todos los desastres que han hecho con este noble pueblo. Deberían de dar cuentas de todo lo que han malversado, explicar por qué tanta pobreza y por qué en lugar de disminuir, más bien aumenta.
Deberían de explicar por qué tanto saqueo de las arcas del Estado, por qué tanta carencia en la educación estatal, por qué no hay oportunidades de empleo, por qué la canasta básica es tan cara, el combustible, los impuestos, por qué no hay medicina en los hospitales, por qué los grados de inseguridad son tan altos, por qué tanta corrupción.
Este es un país casi invivible gracias a ellos. Aquí también cruelmente separan a los niños de sus padres cuando asesinan a mujeres, hombres y niños, ya no importa el sexo, la edad, estatus social, no importa nada y nadie hace nada. Es esto en realidad lo que obliga a miles de hondureños a ir en busca del “sueño americano”, que luego se convierte en pesadilla. Ya que el sueño hondureño no existe, lo buscan afuera dejando a sus hijos abandonados aquí, otros que se van y llevan a sus hijos ahora son vilmente separados allá, como quiera que sea, al fin y al cabo, esos niñitos son los separados aquí y son los separados allá, solos, desamparados y en riesgo aquí y allá.
La verdad, sea aquí o sea allá, una separación tan desalmada de niños de sus padres no tiene nombre, creo que no tenemos idea de lo devastador que es esto en la vida de un ser humano, y después (como ahora) nos asustamos y no entendemos por qué hay tanto joven delinquiendo, pero peor aún, los mayores responsables de los desastres de este hermoso país siguen haciendo de las suyas sin preocuparse por el futuro cruel que les espera a los niños hondureños que por buscar una vida digna, por buscar cubrir sus necesidades básicas al lado de sus padres, terminan encontrando la frialdad, la crueldad, ferocidad y salvajismo de los políticos de aquí y de allá, que no piensan más que en su bienestar sin importar a quienes la vida le van a arruinar.
Por lo menos Trump ya desistió de esas separaciones, ya se retractó de seguir con esa barbarie - por lo menos en la frontera-, ¿y nuestros gobernantes cuándo van a parar? ¿Cuándo se van a arrepentir de todo el daño que han hecho y siguen haciendo? ¿Cuándo pararán de torcer las leyes a su favor? ¿Cuándo desistirán de robar, de engañar, de abusar, de burlarse de este pueblo? No quisiera pensar que esto es una utopía. Solo Dios nos puede ayudar.