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Honduras, el país de la mora

Honduras es un país singular, como que todo está por hacer, es más fuerte la deuda social o la mora en el cumplimiento del deber que la energía para impulsar el desarrollo de la nación. Todo, de manera deliberada, lo dejamos para después.

Se formó la Comisión para la Transformación de la Salud y se habló que la misma tendría la obligación de reducir o eliminar la mora quirúrgica que ahora se dice que es de unas 10 mil personas en todo el país, pero no solo es la mora quirúrgica, ahí está también -que no ha sido contabilizada- la mora en las citas médicas para la atención en especialidades en los principales hospitales del país, incluyendo el Seguro Social. Hay citas para entregar citas; un amigo fue al Hospital Escuela y le dijeron que fuera en diciembre de este año para proporcionarle una cita con el especialista que le atendería en
una dolencia.

Según la información pública proporcionada por organismos independientes a la Corte Suprema de Justicia, la mora judicial, estimada para el año recién pasado, era de un 92 por ciento, unos 250 a 300 mil expedientes están en los archivos de los juzgados “durmiendo el sueño de los justos”. Solo este hecho invalida la naturaleza y esencia de la justicia, habida cuenta que “justicia tardía no
es justicia”.

Los altos niveles de desajustes sociales, económicos y políticos aumentan los conflictos que tienen que ser dirimidos en los tribunales, de igual manera, crecen las demandas de atención en salud, para lo cual el Estado asigna muy pocos recursos humanos, financieros y organizativos que puedan hacer frente a las necesidades siempre crecientes en esos servicios que son vitales para la convivencia humana.

Diario EL HERALDO en su entrega del día 10 del corriente mes informaba sobre los pobres resultados que se están dando en el Congreso Nacional de la República. Según la información proporcionada, señala que hasta la última semana de agosto se han presentado 696 proyectos e iniciativas introducidas ante el pleno de diputados, de las cuales tan solo se han dictaminado 60. Señalándose además que, en esta legislatura, apenas se han aprobado en debida forma cinco leyes. Dándole valores monetarios a las leyes aprobadas, según el presupuesto asignado al Congreso, cada una de esas leyes le cuesta al Estado alrededor de unos 200 millones de lempiras.

Si a lo anterior le agregamos que muchas de las iniciativas presentadas al seno del Congreso carecen de seriedad y sustento para ser consideradas, discutidas y aprobada, más el desprestigio en que han caído algunos padres de la patria con el llamado caso “Pandora”, no hay ni la menor duda que este Congreso pasará a la historia como el más improductivo y ocioso de los últimos años. Ahí también hay una mora o retraso en la aprobación de leyes o reformas de las mismas, aspecto que retrasa cualquier intento de sanear y darle contenido a una sana administración del Estado.

Los políticos están en mora con la población. La falta de desarrollo y carencias en los servicios básicos tiene que ver mucho con la llamada clase política que, por su afán de enriquecerse, perdió el sentido del
buen gobierno