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Los gritos de la incompetencia y Uber

Sobre el tema del transporte y su mejora, todos los gobiernos sin excepción nos han embaucado con promesas de choferes y cobradores con uniformes, limpios y educados, unidades seguras, sin polarizados, sin reguetón a bordo, con wifi, botones de pánico, gente sentada, nadie de pie, sin ladrones, con rutas establecidas, con GPS, tarifas diferenciadas y un sinfín de cuentos. Hasta el momento: cero, nada. Seguimos igual que siempre: indefensos, molestos, engañados.

El Trans 450 fue un negociazo entre la Alcaldía del Distrito Central y El Banco Interamericano de Desarrollo. Soportamos años de congestionamiento vial y gastamos millones de galones de combustible y horas de nuestras vidas mientras el BID sacaba las uñas de banquero y escondía la mirada al desarrollo. El alcalde de turno se creyó tanto la mentira que resultó este proyecto que hasta lo inauguró y ya nos mirábamos dentro de los BTR dirigiéndonos al país de Alicia mientras el alcalde se esfumaba con igual sonrisa que el gato de Cheshire. Ahí acabó la historia. Atajo de incompetentes, faltos de visión, indolentes y con corazones y conciencias cauterizadas. Nuevamente engañados.

Nuestros gobernantes son tan incompetentes en el tema de transporte que prefieren sacrificar a todo el pueblo para privilegiar a una pila de trapaceros con tal de defender la plata de unos impuestos que cobran de forma desmesurada y abusiva, creando y protegiendo grupos de poder, muchos de ellos parte del aparato político dominante. Por esa razón estos señores se dan el lujo de insultar, abusar de su espacio en nuestras calles y avenidas, dar malos tratos a los usuarios y burlarse en nuestra propia cara sin temor a recibir algún gargajo bien merecido.

La incompetencia crea monopolios. El transporte en Honduras es una suerte de monopolio porque estos oscuros señores se ponen de acuerdo para establecer tarifas mientras en gobierno agacha la cabeza y firma convenios especiales con ellos. Pero la competencia pondría en jaque a estos “kingpines” y daría trabajo honesto a cientos de personas que tienen un vehículo, pero necesitan ayudarse a pagar la cara gasolina hondureña. La incompetencia del rubro y todos su vicios, desórdenes, abusos y manifestaciones retrógradas pide a gritos un nuevo actor con una nueva plataforma de trabajo y ordenamiento que no esté ligado a ese bajo mundo en que se ha convertido el transporte terrestre de pasajeros.

La competencia llama a gritos a Uber. Con esta plataforma, usted y yo bien podríamos proveer un servicio de calidad a los usuarios ávidos de mejor suerte y mejor trato. Sin peligros de ninguna especie, seguro, rápido, accesible y disponible las 24 horas. Servicio al público ofrecido por una plataforma internacional que opera en 80 países y que funciona a través de una aplicación en tu celular, con vehículos relativamente nuevos, climatizados, con choferes presentables y atentos.

Con una opción de verdadera competencia, muchas personas que actualmente prestan servicios de transporte privado podrían legalizar su estatus. Se generarían muchos empleos y pronto saldrían de circulación las chatarras ambulantes para dar paso a una mejor flota vehicular de transporte publico operado por una transnacional reconocida en países tan cercanos con El Salvador o Costa Rica.

Tratamos de proponer soluciones viables ante la incompetencia y falta de creatividad de esta administración. Si esto no mejora pronto, vaya preparándose para seguir el camino de Venezuela, cuyo presidente ha creído que una nación se maneja igual que cuando era chofer de bus. Y vea usted qué casualidad que entre nuestros políticos hay muchos taxistas y buseros.