Columnistas

Costuras futuras

La asamblea constituyente que nada detiene en un cercano futuro -y que es catarata del tiempo, parteaguas, renacer político- tendrá en su agenda innúmeras cuestiones, claro, pero habrá dos a las que deberá dedicar esmerado interés pues son base y fundamento de la nueva república y la nueva sociedad deseadas: educación y salud, quince llanas letras que simbolizan cual ningunas otras presente y porvenir, justicia, democracia y equidad.

Para entonces será innecesario consultar “genios” constitucionalistas locales -tránsfugas de la doctrina, usualmente traidores a su fe, por otra parte- para discernir que ambos estratos son por ellos solos los más robustos ejes para asegurar el progreso e integridad de la nación a lo largo de décadas. Bastará mejor ingresar a Wikipedia y estudiar el modelo sueco de beneficio social (fundado en 1968), donde el Estado brinda, sin pago alguno, asistencia sanitaria y educación universales al ciudadano, llegando por ello (y por otros elementos) a hacerse campeón en varias mediciones del desarrollo humano, tales como calidad de vida, salud, educación, igualdad y prosperidad.

La atención sanitaria sueca (3.3 médicos x 1000 habitantes ) es integral y gratuita, financiada mayormente con impuestos, y de allí que califique entre los cinco países con tasas más bajas de mortalidad infantil, así como entre los de mayor esperanza de vida (81 años) y pureza del agua potable. Comprende además sistemas de pensiones para jubilación y protección para enfermedad, guarderías sin costo para población preescolar y subsidios por maternidad o paternidad. El gobierno, empero, sólo invierte -sin corrupción, obvio- 9.2 % del PIB total en gastos de salud. Si en Honduras deambulan al presente seis mil (6,000) médicos desempleados, ¿no será acaso el modelo nórdico su solución…?

Suecia está 99% alfabetizada, elevadísima estadística en el orbe. Desde uno a seis años cada niño tiene garantizado un cupo en el kindergarten público (förskola), y de siete a quince años el púber ingresa a escuelas primaria y secundaria obligatorias. Tras completar el noveno año (CBE aquí) el joven busca empleo o aplica a una universidad, donde el test psicológico académico (PAA acá) dirá si tiene nivel o accede mejor a un instituto técnico. Tal esquema escolar se financia con impuestos, por lo que es poco frecuente la escuela privada (generalmente clasista, para disuadir lo cual impera el uniforme único). No obstante, cualquier ciudadano puede fundar una escuela que sea sin ánimo de lucro, a la que el gobierno municipal le aporta el mismo presupuesto que a los planteles municipales, sin discriminación de ningún carácter…

Es hora de meditar qué estamos, históricamente, haciendo en Honduras, y la respuesta es que destruyendo, alienando, maltratando a niñez y juventud, semilleros de la patria. Los monstruosos recursos dedicados al militarismo sin balanceada necesidad, o a proteger las espaldas de los viciosos narcómanos norteamericanos, deben ser encausados a propósitos rentables, cuales son los arriba nombrados. Pensar de otra manera es ilógico, irracional e incluso estúpido.

Pero ello implica darle vuelta al sistema, cosa que sólo está en poder de una asamblea constituyente. Es decir, reorientar la equivocada o mala ruta del Estado, secuestrado hoy por mafias de bestial egoísmo y absoluto poder, y rediseñar la estructura oficial pública de modo que reditúe a favor de la amplia y creciente sociedad que sacrificada tributa y que ansía recibir compensación, pues sólo salud y educación -espacios estratégicos- hacen pueblos libres.

Si alguien piensa opuesto es malo.