Columnistas

Expresiones simbólicas

En el ejercicio del poder de gobernantes hay representaciones simbólicas que legitiman su ejercicio, más allá de los actos que hacen viable la delegación de autoridad o representación de la colectividad. Desde que el ser humano empezó a aceptar el mando de uno de los suyos en el clan -por fuerza bruta, astucia o una combinación de ambas- comenzó a utilizar ritos para mantener, consolidar y transmitir ese poder. Hoy sabemos del uso de la piel de un animal temible por su fiereza, que evocara el favor de las divinidades a su portador; la utilización de un elaborado tocado adornado por plumas de aves majestuosas o letales: y un garrote con cicatrices y manchas que recordaban inequívocamente la caída de los rivales, sirvieron como argumento místico a los mandamases de antaño para imponerse sobre el resto de sus congéneres. En museos, pero también en noticiarios, apreciamos coronas, cetros, tronos, bastones de mando, medallas y blasones que han trascendido el paso de las eras y que nos recuerdan esas épocas en que su empleo exclusivo daba autoridad incuestionable a quien los recibiera, heredados o por la buena fortuna en una guerra.

El poder se materializa en expresiones simbólicas. Existen disciplinas como la iconología -que es una rama de la simbología y la semiótica- que si bien se utiliza principalmente en historia del arte para analizar la representación de los aspectos religiosos, mitológicos y culturales de las imágenes artísticas, presta un importante apoyo a otras áreas del saber como la antropología visual, la etnohistoria y la ciencia política, en su pretensión de comprender las expresiones simbólicas que reflejan autoridad o poder (Brisset Martín, Demetrio E. “Los símbolos del poder”. En Gazeta de Antropología, 2012, 28 (2), artículo 01). Además de los elementos citados antes, también los uniformes, las armas, las insignias y las edificaciones, por citar algunos adicionales, han servido para simbolizar ese “dominio, imperio, facultad y jurisdicción” que se tiene para mandar o ejecutar algo (RAE). El uniforme y bastón policial, la insignia militar, el castillo del noble feudal. Todos símbolos, todos útiles para quien los emplea y detenta, para hacer valer su señorío.

Estas simbologías han mutado con el paso de los tiempos. En la modernidad republicana, la toma de posesión y la inauguración del mandato del ejecutivo (en sistemas presidencialistas) equivalen a la coronación y entronización monárquicas. Cada país tiene sus rituales, que pueden incluir la imposición de una banda presidencial, una juramentación, la utilización de un escenario especial u otros más o menos peculiares, todos ellos cargados de simbolismo y tradición. Por ejemplo, en las precarias democracias latinoamericanas, la revista de tropas militares por un presidente entrante busca dejar claro que hay subordinación del poder militar al civil; algo similar ocurre con el detalle, no menor, de quién entrega una banda presidencial al nuevo mandatario -si el presidente saliente o el titular del Poder Legislativo. (continuará)

(Primera parte. Publicado originalmente en CAREP, Magazine N°0, Edición Honduras)