Columnistas

La Honduras que yo quiero

Efectivamente, los habitantes del planeta Tierra somos testigos de que en Brasil la presión del lamento de los brasileños contra la corrupción se ha escuchado, porque los operadores de la justicia han puesto en prisión por corruptos a: expresidentes de la república y del congreso nacional, exministros, exdiputados, exalcaldes, exgobernadores, exfuncionarios, empresarios, banqueros, militares, etc. Realmente es un buen ejemplo la aplicación de justicia en Brasil, renacen las esperanzas de ese pueblo amigo.

Así como la ciudadanía del Brasil y de otras naciones donde se respetan las leyes y la constitución, la población de Honduras deseamos lo mismo, igualmente tener una nación en desarrollo y en progreso integral continuo y permanente, en donde todos sus habitantes nos empeñemos en convertir a Honduras en fuerte, vigorosa, pujante, respetada y modelo entre las naciones, y cada miembro de todas las familia pueda ser feliz con trabajo, salud, educación, seguridad y vivir dignamente en paz y en tranquilidad; con funcionarios que garanticen calidad en sus servicios y eliminen la impunidad y la corrupción, y que corruptos y corruptores -una vez condenados por nuestra justicia propia hondureña- paguen en prisión su pena y devuelvan a quien corresponda lo robado.

Efectivamente, la corrupción roba la felicidad a todos los ciudadanos de una nación. En este orden, los empleados públicos deben ser de ficha limpia y los mejores calificados del país porque administran el patrimonio y tesoro nacional, recursos ajenos, recursos del pueblo hondureño exclusivamente y ellos, además, deben estar comprometidos a garantizar el bienestar de la población.

Existe actualmente en nuestra amada patria Honduras un sentimiento de inseguridad, impotencia, miedo, frustración y tristeza; pero de hecho abrigamos la esperanza de no perder la convicción de ver los renovados cambios y la fe en la transformación de nuestros sistemas político, económico y social; fiscal, financiero, empresarial, agrícola, laboral, electoral, urbano y rural. Así como soñamos con vidas y ciudades limpias, debemos hacer profundas modificaciones y limpieza en toda la estructura y funcionamiento institucional del país.

Quiero una Honduras con libertad de expresión y prensa; unida; participativa; plural, productiva, con clara identidad catracha. Donde se elimine el abuso de autoridad del funcionario público. Eliminar toda clase de privilegios para políticos y funcionarios públicos y para empresarios.

Quiero una Honduras con una ley que establezca el Impeachment o la Revocación de Mandato o Referéndum Revocatorio; una nueva Ley Electoral con cambios radicales en la estructura y funcionamiento del organismo electoral.

No privatizar las instituciones públicas administradoras de servicios de salud, educación, agua, energía eléctrica, infraestructura vial, alimentación, viviendas.

Contar con unas Fuerzas Armadas y Policía Nacional fuerte y transparente, que sus soldados sean verdaderos enemigos del crimen organizado, de la corrupción y de la impunidad, que reconquisten el galardón de confianza de tiempo atrás.

Quiero una Honduras protectora de sus bosques y de nuestros recursos naturales; sin tierras ociosas; prohibir la venta del territorio nacional; no permitir la creación de jurisdicciones geográficas con independencia política y jurídica; ordenamiento de la minería.

Las empresas petroleras deben proceder a procesar petróleo de las áreas que han garantizado contar con estos depósitos. Finalmente, quiero una Honduras temerosa de Dios y con justicia social.