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Almagro: flojo con Maduro y duro con Honduras

El fiero Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), sigue derritiendo egos por codicias. Este señor sacado de la manga de la camisa por otros cómodos de la diplomacia vividora quiere imponer a un vocero de la Maccih que es su íntimo para hacerle creer al universo que en Honduras todo es pudrición.

Almagro está jugando un papel extraño con la Maccih. Más parece un enmascarado que quiere seguir encaramado en la OEA a costillas de enlodarnos por unos cuantos podridos. Olvidó el cabeza de este cuerpo que en febrero pasado se “voló” a Juan Jiménez Mayor para proponer a su íntimo Luis Guimarães –exfiscal de Sao Pablo, Brasil–.

El excanciller del régimen uruguayo que presidió José “Pepe” Mujica se sueña otro acrisolado del sur. A su modo, se hizo el loco tras el arresto de su ala Álvaro Colom por el caso Transurbano –un colosal acto de corrupción en Guatemala–. ¿Recuerda que una semana antes de caer usted lo nominó agente para pacificar ánimos entre el Congreso Nacional y la Maccih?

Este eterno ternero de gobiernos de su país, así como de gremios de la comilona mundial, actúa como patrañero mientras vive excitado en la silla de la OEA. Se peleó con Jiménez Mayor, relegó a Colom y ahora le urge que nuestra nación admita como vocero de la Maccih a uno de sus intestinos que igual es perenne mantenido de la burocracia carioca.

Almagro –quien busca reelegirse con los votos de la izquierda en el Caribe– idea que aquí todos somos corruptos. Es un solapado de la siniestra, un creído sabelotodo. Acciona como bisagra. Con nosotros se muestra fiero y cuando la OEA tuvo citas para condenar los abusos de Nicolás Maduro en Venezuela, sus adeptos del Caribe lo mimaron. ¿Mentimos?

Es claro que Almagro es un flojo con Maduro que se pone duro con Honduras. ¿Esta es su bufada limpidez por la libertad? Si usted urge cuentas nada mal sería que la Asamblea General de la OEA exija cómo su grupo toca los fondos de ese ente o si los usa para domar a sus perros de garra. Si Almagro audita, él debe probar pudor para no verse como otro gorrón de la zurda.