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¿Parado juicio 'caja chica de la dama”?

Apenas se oyeron fuertes aullidos de un lobo, la Fiscalía de la República parece haberse reculado con las acusaciones y capturas en contra de los cómplices de la “dilecta” Rosa Elena de Lobo señalada por la Maccih de cometer sendos delitos contra el Estado junto a varios de sus cercanos en el caso denominado “La caja chica de la dama”.

Entre propios y extraños este escándalo ha generado interés nacional e internacional por tratarse del primer caso judicial por el que cae presa la esposa de un exgobernante. Un mandato salpicado por diversos actos de pus y de narcotráfico.

Hasta los más escépticos dudaban de que Porfirio Lobo Sosa saldría de su mansión. Al final se vio acorralado y se marchó abatido hacia sus pastizales.

Desde que Lobo Sosa corrió en defensa de su Rosa dijo que todo era un complot de un grupo de sus adeptos y que ojalá pararan el presunto acoso para evitar graves e irreversibles daños al partido gobernante. En ese momento, adelantó que no solo su consorte sería engrillada. “Falta más gente” vaticinó, dejando dudas sobre otra señorona.

Luego señaló que su compañera es una “presa política”, entre sinnúmero de elucubraciones que –según el dilecto “Pepe”- son parte de mentes perversas y poderosas de la actual regencia. Los aúllos hicieron tronar varios domos donde sus talentos siguen callados ante la lluvia de cargos del otrora hombre fuerte del Cambio Ya.

Nadie, ni el propio presidente Juan Orlando Hernández Alvarado, se han referido al grito de Lobo Sosa, cuyo cuerpo de abogados recusó inútilmente a la jueza que ventila el juicio contra la honorable Rosa Elena recluida y meditabunda en la cárcel de Mujeres en Támara, Francisco Morazán. La Maccih –por su parte- también está quieta.

No nos cabe ninguna duda que los misiles de “Pepe” Lobo –hoy asilado en La Empalizada- tuvo efectos en entes fiscalizadores y de justicia pues vemos que ya no se habla de más implicados ni de los rizos que sorbieron “La caja chica de la dama”.

Ojalá nadie quede en la impunidad. Los hondureños no están para juegos. La ley debe refundir en la cárcel a todo corrupto.