Columnistas

Amores de anteayer

Febrero 2007 y día de los alucinados. A Flor Alvergue y su servidor se nos ocurrió celebrar la noche de amor y de amistad con un concierto único, sencillo y envuelto en charming, que en lengua de Shakespeare significa seductor, encantador.

Invitamos a nuestro casi hermano Guillermo Ánderson y a su cómplice melódico Camilo Corea, entonces en preparación de un nuevo y extraordinario disco. Las voces femeninas serían de Millicent Vera, ganadora de OTI 1996 y embajadora musical en México, Centroamérica y EUA, de Angelita Bendeck, privilegiada cantante del istmo, y de su ahora consorte Eduardo.

Noche sin agenda, libre para improvisar, mostrar temas nuevos, platicar con el público e interpretar virtuosamente un repertorio mayormente latinoamericano, en que además leyó poemas propios, entre velas decorativas y Souvignon galo, Ana María Alemán. Habría nostalgia tras las lecturas que haríamos de Neruda y Miguel Hernández.

Musicalizaría Corea, director en varios certámenes OTI y acompañante de artistas internacionales como Manzanero y Serra Lima. La ciudad viviría una peña artística netamente nacional, que concluiría con todas las voces interpretando el bolero de tríos “Ya no me quieras tanto”.

Decía la bienvenida: Si quisiéramos encontrar una figura inspiradora para darles la bienvenida en esta tarde de canción y poesía, podríamos hacerlo con ustedes mismos. Pues, ¿quién, llegada la adolescencia, e incluso antes, no se ha sentido atraído por otra persona?

Tuve la dicha de haber tenido como profesora, en cuarto grado, a la bella Pastora Pagán, finalista de Miss Universo, y es probable que desde entonces haya quedado contagiado por esa primera faceta del amor que es la admiración. Luego me sorprendió en la pubertad el beso de una colegiala, furtivo como son a esa edad, y aprendí desde entonces lo delicioso y penoso que es el rubor.

No cuento más de lo sucedido de allí en delante porque no es ahora oportuno y además porque, como saben, estoy gratamente casado y no quiero dormir en el patio esta noche.

Lo cierto es que desde la curiosa Eva y el ingenuo Adán, según la leyenda bíblica, absolutamente toda la historia de la humanidad ha sido escrita sobre un mismo eje, el del amor, sólo el amor, ya que la violencia y el odio no son más que formas ingratas del desamor.

Una cineasta española dice que dios tiene sentido del humor, ya que inventó el amor. Un siquiatra afirma que enamorarse es estado anormal, pues se concentran todas las energías en un propósito del espíritu y porque en esa fase podemos entregar la vida por alguien a quien apenas conocemos.

A una joven esposa, por primera vez embarazada, le consultaron sobre cómo sentía el amor por su hijo y su respuesta fue célebre: “Es como llevar una estrella en la mano, pero por dentro”.

Hoy que celebramos a la hermandad humana por medio de la música y la palabra, y en que Fortuna nos ha permitido reunir a tan brillantes artistas, es grato darles la bienvenida invocando a los héroes y heroínas del amor, pero no sólo a los de la literatura, a Julieta y Romeo, al rey don Juan y la hermosa Jarifa, al duque de Windsor que renunció a un trono por amar a una mujer, sino también a aquellos otros protagonistas más populares, como ese obsesivo vendaval erótico que fue don Juan Tenorio, a Francisco Morazán que dio todo por amor, a Harry Belafonte que le canta a Matilda, Who Got Me Money and Run Venezuela, y a nuestro folclórico duende, que enamora muchachas bonitas, como las que nos engalanan esta noche.

Gracias por acompañarnos y por seguir creyendo en esa luz maravillosa, fantástica y ardiente que es el amor.