Columnistas

La bronca de las redes

Como derecho a la libertad de expresión, Internet y, por lo tanto, las redes sociales (RS) son parte de las nuevas garantías a las que tenemos derecho.

Ante las limitaciones de los medios tradicionales de difusión masiva, Internet vino a ofrecer un espacio abierto a los usuarios que de simples espectadores pasaron a ser protagonistas, dando un giro a todas las relaciones, desde las personales hasta las políticas.

A través de las RS se han articulado protestas colectivas que cambiaron la historia de muchos países. La llamada primavera árabe y otros movimientos sociales, incluso en América Latina, son experiencias que han logrado canalizar el descontento ciudadano. Las RS son también el enlace perdido que la ciudadanía ha encontrado para conectarse con el poder político.

En Honduras, el proceso electoral aumentó la agresividad de las opiniones que se emiten por las RS ante declaraciones o hechos coyunturales. No es de extrañar que la iniciativa de ley propuesta por el nacionalista Paz Sabillón sea entendida como una forma de control contra quienes adversan al actual gobierno.

La iniciativa no pudo presentarse en peor momento, porque echa más leña a la conflictiva situación que vive el país. Además, en el programa Frente a Frente de ayer quedó evidenciado que la iniciativa es confusa y tiene muchos vacíos porque no se sabe qué y a quién sancionar.

Aunque hay muchos que se saltan la barda, la forma como nos comportamos en las RS refleja lo que somos en este momento, una sociedad polarizada, que ha perdido el respeto y la paciencia ante la impunidad, las componendas, la injusticia y la desigualdad.

Regulaciones para controlar las ofensas y calumnias ya se establecen en el Código Procesal Penal. Si se deben hacer nuevas medidas para proteger la dignidad de todas las personas, estas no deben ser para regular la libertad de expresión, sino producto de un debate razonado y no solo entre políticos, porque como amenaza a la libertad de expresión, afecta a toda la ciudadanía. Callar o limitar los espacios de expresión en las RS no hará más que profundizar la crisis y poner al país ante una olla de presión y ese descontento expresado ahora en las redes sociales buscará otras formas de salida que a nadie conviene.

*Periodista