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Elecciones de 1931 en España

Ese año, el jefe del Gobierno español, almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas, en el que participaban los partidos históricos, Liberal y Conservador, en el reinado de Alfonso XIII, buscando la superación de varios años de crisis, incluyendo la depresión económica mundial, convocó a elecciones municipales con el fin de, ulteriormente, llamar a elecciones generales, donde habría de consolidarse el régimen monárquico.

La elecciones se celebraron el 12 de abril y en ellas participaron también los partidos republicanos y socialistas, lo cual indujo al régimen a abrigar dudas sobre los resultados.

Las elecciones fueron muy agitadas y los republicanos ganaron la mayoría de las capitales, pero los monárquicos 42 de las 50 provincias. Obviamente, los resultados de las capitales llegaron primero y causaron desánimo en el Gobierno y el régimen, a pesar de que al final del conteo, los monárquicos obtuvieron cerca de treinta mil concejales y los republicanos cerca de nueve mil.

Los republicanos aprovecharon la prontitud de los resultados de las ciudades con resultados parciales y se proclamaron vencedores iniciando celebraciones. El Gobierno, también con resultados parciales, entró en pánico y al Presidente del Gobierno se le atribuyó haber respondido a una pregunta de periodista que si había crisis “que España se ha acostado monárquica y se ha levantado republicana”.

Y aunque la elecciones municipales no brindaban título de legitimidad para cambiar de régimen político, el Rey, sin abdicar, se exilió en Francia y ese mismo día, 14 de abril, se proclamó la Segunda República en España.

La cuestión de fondo en aquellas elecciones fue la dicotomía campo-ciudad.

Algo similar pudo ocurrir en nuestras elecciones del 26 de noviembre, donde las actas selectivas de las dos grandes ciudades, Tegucigalpa y San Pedro Sula, llegaron primero al Tribunal ofreciendo, con base en resultados parciales, una ventaja al candidato de la Alianza Libre-Pinu frente al candidato del Partido Nacional.

Afortunadamente, el candidato del Partido Nacional no entró en pánico y ha sobrellevado la desventaja inicial con prudencia y firmeza, invocando los mismos argumentos de la oposición: que hay que hacer el conteo de todas las actas hasta obtener un resultado final.

El papel constructivo de los observadores internacionales ha sido clave para acreditar la transparencia del proceso electoral y la gestión de los observadores de la OEA, bajo la jefatura del expresidente Jorge Quiroga, ha dado lugar a que los dos candidatos presidenciales con posibilidad de resultar electos al final del conteo de todas las actas y todos los votos, se comprometieran a aceptar el veredicto del Tribunal Supremo Electoral y llamar a sus militantes, simpatizantes y al pueblo hondureño en general a mantener la calma y esperar la decisión del Tribunal.

En Honduras, como ha ocurrido durante los últimos cuarenta años, se impone el diálogo, el compromiso, antes que la tensión, el antagonismo y el conflicto.