Columnistas

El pensamiento infantil

Vean la cara de un niño, concéntrense en sus ojos y percibirá la inocencia y pureza hecha ser humano, esa impresión causa la prueba.

Es fácil vivir esta experiencia y se comprueba más cuando se conversa con ellos porque dentro de su mente inmaculada no cabe la falsedad ni mucho menos el engaño o el pensamiento astuto para la perversidad; ojalá -como se dice- que el crecer no signifique…dejar de ser niño y así mantener la entereza.

Ha sido grato observar que se concediera el espacio de opinión del rotativo a niños del país para que expresaran sus pensamientos sobre lo que consideran de relevancia nacional, conmemorando su día, el 10 de septiembre; la última vez que se efectuó destacó una palabra en algunas composiciones: corrupción.

En sus opiniones, la rechazaron contundentemente, la relacionaron con el sector político, calificándola como el principal problema y llamaban a no perder la esperanza de tener un país libre de corrupción con la participación de todos para erradicarla.

Este año abordaron diversos temas que versaron, además de la corrupción, sobre el derecho a la educación, el de tener un país con dignidad y paz, donde existan oportunidades, seguridad social, menos exclusión infantil e igualdad de los seres humanos, todo enunciado bajo distinta óptica en sus escritos y con criterios que solo proporcionan lo que ellos han captado en su diario vivir.

Se pronunciaron sobre que haya gobernantes realmente interesados en la educación, sueñan con una Honduras donde los empresarios no piensen solo en sus intereses, quieren un país donde los niños pobres tengan educación, vivienda y alimentación, lleno de unidad, respeto y sobre todo paz y amor.

Desean una educación de calidad y un hogar digno, un país desarrollado con mucha oportunidad de empleo, una Honduras limpia, sana, sin nada de corrupción, que sea dirigida por un gobierno que se preocupe por la gente, que los diputados corruptos vayan a la cárcel, que los niños sean valorados por lo que somos, no por lo que tienen, entre algunos significativos y oportunos razonamientos.

Estas reflexiones reúnen la condición de los deseos nobles de los infantes que no deben subestimarse, para que cuando sean adultos -en cualquier campo de la actividad humana donde interactúen- los tomemos en cuenta como un aporte valioso para el devenir de la patria.

Lo anterior debe ser una misión en constante traspaso de año en año, para garantizar siempre un porvenir más prometedor y de oportunidades que estimulen a los niños a tratar de superarse constantemente.

No tomar en cuenta los criterios y consideraciones de los infantes es menospreciar lo que anhelan como país; ahora que han iniciado las campañas proselitistas, cuando a los políticos les encanta interactuar y fotografiarse con lo que ellos llaman “el futuro”, es propicio que escuchen sus pensamientos, que no son expresados con el afán de congratularse con ellos en busca de favores, sino que representan la más pura, sincera e ingenua sentencia de lo que ellos perciben de la realidad del entorno en que conviven, donde por infortunio -según lo planteado- no ven nada promisorio y positivo para deparar una patria más justa y con un mañana feliz.

Esto demuestra que la situación no ha cambiado, que continúa lo mismo que percibieron la última vez que se hizo este sondeo y siguen a la espera de soluciones a los problemas que nos abaten, entonces, y sin tratar de ser redundantes, vale la pena repetir aquellos otrora versos en tiempos mejores que ellos desean recitar, esperando se conviertan en realidad: “Que dicha tan grande/ nacer en Honduras/ como lo desearán/ todas las criaturas”.