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Bravucones del diente al labio

Bravucón: que presume de ser valiente sin serlo. Fanfarrón. Bocón. “No hay otro pueblo más macho que el pueblo catracho”, es canto que incita a ser machos arrechos de pelo en pecho sustrayéndonos de la realidad y compostura.

Penosamente, somos por antonomasia tímidos, timoratos, taimados y si le sumamos incultura, ineducación y pobreza económica y mental, estamos más que relegados. No le llegamos a los países del área con los que sí debemos compararnos, menos a los extrarregionales por inalcanzables.

La politiquería hace bravucones, tara que arrastramos junto a la incapacidad como subproducto de la mala educación a todos los niveles y la falta de participación en la gestión y toma de decisiones de mujeres y hombres con liderazgo, inteligentes, probos y probados, lo que nos sitúa en un lugar nada meritorio de incompetencia en todos los rubros del progreso.

Alardeamos orgullosos la ignorancia como MZR, arreador de masas que insiste en hundirnos sin dejar que el que puede y sabe ayude a salir de este embrollo que nos inhabilita cada vez más. Así es la subclase política que nos trastoca y trastorna, con un penoso nivel educacional y con posibilidades de asumir responsabilidades para las que no están capacitados y menos entrenados.

Total, echando a perder se aprende y cada cuatro años vienen unos, se van otros y, lo que es peor, se quedan los más descalificados que van ocupando posiciones de poder sin entender por qué ni atender para qué.

“Las costumbres corruptas de los políticos son más fuertes que el amor a la patria”, R. Girón. Esa, no otra, es la verdad de nuestro atraso por ser ciudadanos sin responsabilidad con nuestro país y, sobre todo, con nuestra descendencia, a quien le estamos dejando un remedo de nación que difícilmente, ellos, con esos antecedentes y sin mejorar sus intelectualidades que los hagan luchar por un cambio que nadie les dio y que estarán obligados a buscar para competir y rehacer esa Honduras que les dejamos en honduras, podrán corregir.

Los bravucones del diente al labio constantemente amenazan la aparente tranquilidad que nos mantiene indiferentes y hasta inconscientes del peligro de tanto politiquero alborotando con posturas de macho bocón que incita a desestabilizarnos. Son conocidos agoreros con galillo pero sin agallas para actuar solos y defender sus “tesis”.

La reelección es de compadre hablado entre políticos que hoy ponen el grito en el cielo y al gobernante en el infierno. “Traidor a la patria, delincuente, debe estar preso”, R. Tomé, bocón. “Aberración, es ilegal”, LO Zelaya, sabihondo. “Sí, pero si nos dan…”, JM Zelaya, ignaro. Otros aluzados destilan impropiedades.

Conspicuos togados sublimados dan cátedra teórica sin práctica. Retóricos. Si son tan duchos y en realidad estamos ante una violación constitucional, deben acudir a la justicia para demostrar su sapiencia y exigir el cumplimiento de la ley y demandar a los violadores. Pero justifican su falta de agallas diciendo “no hay Estado de derecho y la justicia es del dictador”.

Entonces, hay que acomodarse y solo bravuconear para sentirse defensores de lo que también pisotean.

¿Si no es legal, por qué participan en esa ilegalidad? ¿Y el civismo y el amor a esta patria que jalonean hasta despedazar? Tienen testes los de enorme cola que pisar, ¿quién tira la primera piedra? No han podido con la ilegalidad porque están untados hasta el cogote. Sin valor ni moral y sin vergüenza son los bravucones del diente al labio.