Columnistas

El voto vale para valorar valores

Otra vez tendremos varios candidatos a la presidencia de la República con una dispersión tan prolífera como para perderse en la búsqueda de valores que buena falta hacen para darle a nuestra gubernatura seriedad, dignidad, honorabilidad, probidad, ejecutividad y honestidad.

Estamos obligados a no botar el voto como lo hemos venido haciendo y que es, sin excusas, causa y efecto de lo que tenemos y somos. El bipartidismo no ha satisfecho las expectativas.

Son responsables del estancamiento social y de progreso que sufrimos. Dieciséis años los nacionalistas y veinte los liberales.

Hay culpa compartida con mayor participación liberal que ha sido trastocada para engañar al votante con mala y acomodaticia memoria prevaleciendo el sectario color político sin importar el destiñe que le damos a Honduras.

Debemos revalorar actuaciones y evitando confrontaciones hacer reflexiones que ayuden a sopesar lo que fueron, son y serán los que participan como candidatos en la contienda electoral.

Muchos no son líderes ni han aportado nada a la democracia que decimos vivir e intentan sin créditos pasar del anonimato al estrellato. Es impostergable conocer sus hojas de vida pública de efectividad y honestidad y privada sin domesticidad culinaria siendo mandatorio demostrar su capacidad de respuesta ante tanta ingente necesidad nacional.

No más teorías y promesas vacías, sino realidades y cualidades que los haga meritorios de nuestra confianza política. Deben demostrar el conocimiento sólido del porqué y del para qué, del cuándo y del cómo hacer sustentado en el estudio formal que acredite su competencia.

No prófugos del estudio ni equivocados y menos improvisados charlatanes. Si con los comprobados profesionales nos ha ido mal, con los probados ignorantes ha sido peor.

Con la triste bitácora de dos pésimos gobernantes, los alias “Mel” y “Pepe”, nos basta y sobra.

Algunos han presentado propuestas elementales y emotivas, pero ninguno ha garantizado con quiénes y con qué cuentan para cumplirlas.

Hasta ahora nunca ningún gobernante formalizó siquiera una estrategia factible para darle continuidad ni cumplió sus promesas de campaña.

Discursos del “voy a hacer” que nunca hicieron. Mintieron hasta la oquedad, están orgullosos con el deber incumplido y todavía les pagamos de por vida por negligentes. Sinvergüencería pura.

Necesitamos inteligentes y competentes que tengan visión de país y la necesidad imperativa de cumplir esa misión sin la comisión de jorobar con refundir a los militares en cuarteles y a los maestros en las calles. Solo los ineducados están en contra de las reformas educativas.

La inseguridad no la conocen los que tienen guaruras pagados por los que la sufren.

Insistir en repetir un fracaso es de mentes vacías. De los ocho candidatos, tres tienen posibilidades según las encuestas, de ellos, el liberal y el nacionalista deben defenderse sin ofenderse para no dar espacio a quienes traicionaron y dividieron para siempre al Partido Liberal que los hizo lo que nunca hubieran sido, que son el fruto pútrido del bipartidismo que hoy eructan porque se indigestaron con la corrupción en carretillas que perpetraron contra esta patria que también los parió.

De los taimados hay que cuidarse porque son los verdaderos enemigos de la institucionalidad democrática y del bipartidismo, que aun con sus defectos pueden salvarnos del efecto del populismo. El voto vale para valorar valores. No lo bote.