Columnistas

Violencia hacia la mujer

A diario estamos viendo en los distintos medios de comunicación la increíble ola de asesinatos que se han dado en contra de mujeres hondureñas, los cuales en su mayoría son casos pasionales. Estamos impactados de ver tantos casos atroces en contra de mujeres jóvenes, estudiantes, trabajadoras, amas de casa, que dejan, en su mayoría, hijos deseando un abrazo más de su mamá.

El tema de la violencia hacia la mujer no es algo nuevo en nuestro país, ha habido grandes avances en cuanto a esta temática, sin embargo, lo que está a la vista no requiere de anteojos, nos hemos quedado cortos, no es suficiente. Pareciera que hay momentos de pausa de asesinatos de mujeres, pero cuando resurgen lo hacen con más odio y saña.

Para mencionar algo, la presidenta del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, Merlyn Eguigure, comenta que de enero a la fecha suman 140 femicidios, de los cuales el 96% siguen en impunidad. En su mayoría, las víctimas son mujeres de entre 15 y 34 años, siendo el 20.2% de las víctimas niñas y adolescentes (EL HERALDO, Sucesos, 2017).

Aún no se concibe cómo un ser humano que le pregona amor a otro termina acabando con la vida de ese ser que supuestamente amaba y cobardemente termina con su propia vida también, sin importar si lo hace frente a sus hijos, dejando solamente dolor en las familias y vacíos que nunca se llenan. Aún no se comprende cómo habiendo tanta información y campañas en contra de este tipo de violencia, sigan sucediendo con tanta frecuencia y continuemos la vida como si nada pasara.

La violencia hacia o contra la mujer es un aspecto de la vida social que se encuentra aún sumergida en el anonimato e invisibilizada por muchas personas e instituciones gubernamentales que todavía no tienen conciencia del daño social que este flagelo provoca en un país que vive sediento de paz y tranquilidad.

“Por cada mujer fuerte cansada de aparentar debilidad, hay un hombre débil cansado de parecer fuerte.

Por cada mujer cansada de tener que actuar como una tonta, hay un hombre agobiado por tener que aparentar saberlo todo.

Por cada mujer cansada de ser calificada como “hembra emocional”, hay un hombre a quien se le ha negado el derecho a llorar y a ser delicado. Por cada mujer cansada de ser un objeto sexual, hay un hombre preocupado por su potencia sexual”: Texto de M. J. Arana (1997), “Rescatar lo femenino para reanimar la tierra”. Cuadernos CJ. 78, 1 Citado por Cortina, 1998: 35, en Milagro Castañeda, Tesis de maestría, 2008.