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Lectura de Amós y Honduras (2)

Citando a Ivo Storniolo y Euclides M. Balancín: “En 3,3-8, Amós explica su llamamiento a la actividad profética: “Caminan acaso dos juntos sin haberse encontrado?

¿Ruge el león en la selva, sin que haya presa para él?

¿Cae el pájaro a tierra, sin que haya una trampa para él?

¿Suena el cuerno en una ciudad, sin que el pueblo se estremezca?”.

Preguntas con respuestas previsibles, con que el profeta subraya el carácter inevitable de la profecía.

“El profeta habla impulsado por la palabra de Dios… imperiosamente: no tiene elección posible, está impulsado a hablar”, una vez que Dios le revela el secreto al profeta. La “cosa” significa “acontecimiento, situación, realidad”, el siguiente planteamiento: Todos vemos las cosas pero de forma superficial, sin descubrir los detalles que ve el profeta en su visión del núcleo, sede del secreto o sentido del acontecimiento.

“Las personas dominadas por el sistema están imposibilitadas para conocer y comprender la realidad, pues esta se presenta interpretada ya por los mantenedores del sistema, que se perpetúa así de modo incuestionable”. Es lo que han logrado hacer ver a parte de la población, los del gobierno del presidente de facto y exconstitucional y traidor a la patria, junto con todos los que apañan sus delitos.

¿Cómo podemos tener ojos proféticos para ver lo que nos ocultan?

Recordar los hechos pasados protagonizados por los delincuentes violadores de la Constitución en otros tiempos, que simplemente amenazaron nuestra soberanía nacional o poder del pueblo, comparando si estos de ahora han llegado más lejos, sin que nadie les haya castigado todavía su flagrante delito continuado de traición a la patria.

El profeta Amós se sentiría obligado a denunciar a los delincuentes que actualmente se burlan de la voluntad popular al haber proclamado que su candidato a la presidencia de la República es el que fue elegido por un período de cuatro años, pero que ahora pretende ser reelegido solo por cuatro años más.

“La tarea profética es, sin lugar a dudas, grandiosa e importante. Muchos podrían pensar que el hombre puede escoger dicha actividad a su voluntad, inclusive, hasta obtener fama y prestigio. En la Biblia no encontramos eso. Todo lo contrario. Con frecuencia quienes escogieron ser profetas no pasaron de ser falsos profetas, al servicio de sí mismos o de grupos que no estaban interesados en saber lo que Dios quiso decir”.

En 7,12-15 se nos dice: “Amasías dijo a Amós: ‘Vete, vidente; huye a la tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. Pero en Betel no has de seguir profetizando, porque es el santuario del rey y la casa del reino’. Respondió Amós y dijo a Amasías: ‘Yo no soy profeta ni hijo de profeta, yo soy vaquero y picador de sicómoros. Pero Yavé me tomó de detrás del rebaño y Yavé me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel’”.

Debemos entender que por entonces había profetas y escuelas de profetas “que se ganaban la vida sirviendo a las instituciones religiosas y políticas (profetas ligados al santuario y a la corte del Rey)”.

Igual que ahora hay en Honduras quienes viven para y por la paga, tan pecadores como los que les pagan y prostituyen.

El escogido es independiente de la ideología dominante, a la que puede denunciar anunciando la verdad de una nueva historia y de una nueva sociedad y le basta tener a Dios consigo.

Cuando el futuro nos dé la razón, hasta culpables pedirán perdón.

Es deber de todos defender la Constitución de la República, hacer que se cumplan las leyes.

Es inapropiado pedir perdón a los verdaderos culpables: los delincuentes traidores a la patria.

Las instituciones que guardan silencio pierden su razón de ser y también son cómplices.