Cartas al editor

La suerte del indigente

Definitivamente no podemos tenerlo todo en la vida, unos nacen con fortunas; otros, con belleza; otros, intelectuales; otros, dichosos para el amor; otros, con suerte, en fin... el caso es que nadie puede nacer con todas las virtudes, por ejemplo, Lázaro nació en cuna de oro y durante muchos años de su vida disfrutó de la opulencia, pero el dinero, el poder y la fama destruyen rápidamente a aquellos hombres a quienes les falta nobleza en el corazón.

Él siempre se creyó superior a los demás, y en su familia todos lo respetaban, pero muy pocos lo aceptaban, y es que lo que mejor sabía hacer era malgastar el dinero de las empresas familiares, le encantaba visitar el casino, tomar trago y disfrutar con sus amigos, pues cuando abunda el dinero, abundan los amigos, así se le escurría la vida entre las manos, y solamente se dedicaba a vivir en el presente.

Total, nadie conoce el futuro, por eso hay que disfrutar el hoy solía decir, y de pronto, al estar las empresas de la familia al borde de la quiebra, decidieron quitarle todo, y desecharlo hasta de la casa, pues no creían que fuera capaz de volver a escalar solo; le explicaban que la vida es un sube y baja, y que él ya estuvo mucho tiempo arriba, te toca seguir solo, sos un insolente, y esa misma noche durmió en la parte de atrás del casino, lo dejaron entrar, pero como no traía dinero solo lo invitaron a un par de tragos y luego simplemente lo ignoraban al ver que no podía jugar, y así transcurrieron los meses en las afueras del casino.

Comía lo que encontraba en la basura, y mendigaba a sus viejos amigos, sus ropas estaban sucias y su mente trastocada, y con su piel tostada del sol y el estómago pegado a las costillas, un día subió al puente decidido a acabar con su tragedia, y justo cuando estaba a punto de saltar un ladrón que escapaba de la policía lo empujó al vacío. Nadie que se quite la vida entrará al reino de los cielos. Tuvo suerte. (Cuento).