Cartas al editor

La CSJ no es una sucursal

Quiero compartir con ustedes una anécdota. Mi padre, el recordado abogado y maestro de generaciones Rigoberto Espinal Irías (QEPD), fue magistrado de la Suprema Corte, por dos periodos (1990-1997). Al final del segundo, dos prominentes líderes y figuras del Partido Nacional presidenciables, uno ya fallecido y el otro que fue candidato, lo visitaron en su despacho del palacio de justicia.

Mi padre, muy atento, escuchó su “petición” y la “oferta” generosa que le hicieron. Al final de exponerle sus inquietudes y el “favor” que le pedían, les contestó: “Lo siento mucho, caballeros, pero la Corte Suprema de Justicia no es sucursal de ningún partido político”.

Espinal Irías, como ciudadano, fue simpatizante y colaboró con el Partido Nacional en diferentes campañas e incluso como miembro de ese instituto político comparecía en diferentes foros públicos, tanto en los medios de comunicación como en los de debate. Una actividad que fue pública, pero también él fue un personaje que le trajo prestigio al PN.

Yo le acompañé al Congreso Nacional en 1990, cuando fue juramentado como magistrado de la Corte Suprema de Justicia y poca gente lo sabe, pero él también había sido electo como diputado del Parlamento Centroamericano y era, en ese momento, juez ad-hoc de la Corte Interamericana de Justicia con sede en San José, Costa Rica.

Una vez juramentado, mi padre se puso la toga de juez y con mucha responsabilidad y honorabilidad ejerció su cargo de forma transparente, pues la puerta de su despacho siempre estuvo abierta para los amigos de la prensa y toda persona que lo requiriese.

En el segundo periodo fue también vicepresidente de la CSJ y nunca perdió el equilibrio, mantuvo sus pies sobre la tierra, así como el conocimiento pleno de que esos cargos son para servir al país y que son temporales.

Este 10 de febrero los diputados tienen una cita con la historia de nuestra nación, la Junta Nominadora hizo una tarea titánica y noble para seleccionar 45 postulantes de los cuales solo 15 serán electos. Deberán considerar el mérito académico y no político, pues están eligiendo magistrados, no conserjes de una institución política. La historia y el pueblo ese día les juzgarán.