Honduras es de vocación forestal (87%) por sus características naturales ofreciéndonos diversos ecosistemas con especies increíbles para nuestro autodesarrollo socioeconómico; desafortunadamente, seguimos ignorando tal situación permitiendo actividades que paulatinamente destruyen nuestros RR NN.
La actual legislación forestal, contempla varios aspectos que traducidos en políticas integrales, podrían ser la solución ante la tradicional actitud negativa de la población para con el bosque porque hay muchos que lo consideran como obstáculo por el interés de disponer suelos con otros propósitos por ejemplo; nuevos pastos para el ganado, eliminación de garrapatas u otras plagas para el ganado, cultivos tradicionales como el maíz y frijoles, el café, y ahora, hasta coca, o, simplemente, despejar áreas para nuevos proyectos habitacionales, etc.
Actualmente, estamos desconociendo el impacto de los incendios forestales influenciados por el calentamiento global, convertidos en conflagraciones extremas con daños y consecuencias irreversibles con posibilidades de recuperación nula por el daño causado después del incendio. La amenaza de los incendios y las plagas forestales ya se esperaba por lo del cambio climático mundial por consiguiente, el gobierno debió haberse preparado para lo peor porque si bien es cierto cuentan con muchos recursos, no cuentan con una estrategia de prevención con actores claves como; los propietarios de bosques, autoridades municipales, organizaciones comunitarias e instituciones del Estado, abordando problemas que motivan a nuestra población, originar incendios por: descuido, ignorancia, maldad o fines de lucro.
Los resultados obtenidos a mitad del verano son preocupantes por la incapacidad demostrada tanto en la ocurrencia como en el área afectada por incendio (más de 50 hectáreas por incendio ocurrido) y no queremos pensar que resultados obtendremos al final de la temporada. Esto obviamente, causará una reducción del recurso agua, con consecuencias negativas al sistema agroalimentario.
