Cartas al editor

¿Cuánta soledad necesita un hombre?

Con Franco somos amigos desde que éramos adolescentes, y después que yo me vine para la ciudad y él se quedó en el campo, la barrera de la distancia no impidió que nuestra amistad continuara, luego ambos nos hicimos hombres de familia, él es el padrino de mi primogénito y yo no pude serlo del suyo porque la que ahora es su exesposa no quiso que yo fuera el padrino de su hijo, recuerdo aquella discusión que empezó diciendo que la gente de la ciudad se cree muy importante solo porque caminan con un librito en la mano, y que ellos en el campo tienen la paz que nosotros nunca tendríamos. Pero unos meses después que mi amigo Franco se enterara que su ex se había casado nuevamente, decidió acompañarse de la soledad nada más, y como ya sus hijos no vivían en casa, le tomó tanto gusto a estar solo que ya no soportaba cuatro horas seguidas con visita en casa, solo llegaban sus sobrinos a dejarle la comida, ya casi no visitaba ni a sus familiares, y se ensimismó tanto que parecía que su vida solo era cuidar de su finca sin necesitar de los seres humanos, han pasado casi veintitrés años desde que ese letargo a no querer tener contacto con otros seres que aprendió hacer tortillas, y cuajo natural, que después no tenía necesidad que nadie le llevara comida, era raro que me atendiera las llamadas y una vez que le llegué de sorpresa, noté que mi presencia lo incomodó, aquel suceso que la que fuera la madre de sus hijos buscara los brazos de otro hombre después de haberse separado lo orilló a lo que él decía era la verdad a la que la mayoría de los hombres le tenían miedo, quedarse solos, uno bien puede valerse por uno mismo, mirá, ya son quince años así y ahora siento que soy un hombre capaz de todo. Una mañana recibí la llamada de su hija diciéndome que encontraron el cadáver de su padre en estado de putrefacción, al parecer sufría de una enfermedad que lo hizo dependiente, pero no se lo hizo saber a nadie.