Cartas al editor

¿Publicidad o soborno?

De acuerdo con la historia, el primer soborno registrado fue el que los sumos sacerdotes le ofrecieron a Judas Iscariote para que entregara o vendiera a su maestro Jesús a cambio de 30 monedas de plata. Efectivamente, algunas personas son capaces de traicionar a quien sea a cambio de recibir un beneficio económico. Afortunadamente no todas las personas son así. En 1998 mi padre abogado Rigoberto Espinal Irías se desempeñaba como asesor de la AMDC que encabezó el Dr. César Castellanos Madrid, ambos ya fallecidos. Yo me encontraba en su oficina cuando un sujeto le llamó y le ofreció L 10 millones para que le resolviera, al margen de la ley, un asunto relacionado con unas tierras. Mi padre, luego de escuchar su “generosa oferta” le dijo: “Mire amigo, le recomiendo que no le ande ofreciendo dinero a la personas de esa manera pues habrá quienes sí se lo acepten y al final no le van a resolver nada, y perderá su dinero. Por favor, no me vuelvas a llamar”, y le colgó.

En Honduras muchas personas han puesto al dinero -venga de donde venga- como su Dios, algo que es prioridad en las sociedades capitalistas, así hemos visto cómo diputados se venden al mejor postor, fiscales que no cumplen con su labor de defender los intereses de la sociedad, jueces que se hacen de la vista gorda, funcionarios que sobrevaloran compras aun en tiempos de emergencia y, por supuesto, periodistas que han hecho a un lado su ética profesional a cambio de un puñado de dólares que ensucian su profesión y el apellido que heredarán a sus hijos. No informar correctamente a un pueblo sobre actos de corrupción es corrupción. Los medios de comunicación que informan sobre los escándalos de corrupción algunos lo hacen de manera partidista, otros descaradamente le ocultan información al pueblo, acción que daña la credibilidad en el periodismo y seriamente a la democracia. Los dueños de medios de comunicación deben entender que dadas las circunstancias actuales, los contratos de publicidad que vienen de los poderes del Estado para ocultarle información al pueblo NO es publicidad, es soborno.