Cartas al editor

El cambio climático

La falta de lluvia, calores sofocantes e incendios forestales, tienen a nuestro planeta al “rojo vivo”. En nuestro país se descubrió por el Instituto de Conservación Forestal (ICF) la presencia hace aproximadamente tres años de la plaga del gorgojo descortezador (Dendroctonus frontalis), plaga que danzaba y bailaba hace más de diez años, devorando y destruyendo nuestros bosques, sin que los interesados dieran signos de alarma, como la industria de la madera y aserraderos que son los que más contacto tienen con el bosque, y no digamos los propietarios de esas extensiones de pino hondureño (Pinus oocarpa), tierras que eran nacionales o ejidales adquiridas y tituladas por el Instituto Nacional Agrario (INA) y alcaldías municipales, extensiones de pino la mayoría con el grosor y edad listos para su corte, sin costo alguno para los propietarios de esas extensiones de tierra, no habiendo tampoco compromiso de conservación, manejo y reforestación de las áreas taladas al momento de otorgar dicha concesión de tierra.

Hoy por hoy son miles de rastras cargadas con madera dañada por esa plaga que es exportada ¿por quién?, y ¿para quién? Habría que preguntarle al director del ICF. Si hacemos un rastreo satelital nos daríamos cuenta de que la tala de nuestros bosques equivaldría a un incendio de grandes proporciones del departamento de Olancho y Yoro, comparado con el incendio de la Amazonia en Brasil, podríamos decir que es una catástrofe de nuestro ecosistema donde los medios de comunicación se hacen de la vista gorda o no les interesa.

La diferencia entre nuestras montañas y la Amazonia es el tipo de vegetación y vida silvestre. El ICF no es más que un elefante blanco donde hoy en día todavía se siguen autorizando permisos para la tala de pino sano para el procesamiento y exportación. Es urgente declarar veda permanente, reforestar, prevenir y controlar los incendios forestales, uso de metodologías modernas para el combate y control de dicha plaga, obligando a todos los sectores que viven de la explotación de los bosques.