Tegucigalpa “no está situada en el trasero del mundo, ha sido una modesta ciudad, pero visitada muy a menudo por personalidades de diferentes partes del mundo, la desgracia de Tegucigalpa es haber caído en manos de pésimos alcaldes como el que ahora
está destruyéndola”.
Existen varias leyes que prohíben hacer construcciones modernas en el centro histórico
de Tegucigalpa.
Hay un montón de leyes y estudios de organismos internacionales que han planteado lo nocivo que sería esto a nivel patrimonial. Pero al señor Asfura simplemente le importa más el dinero. Lo malo es que ni la Gerencia del Centro Histórico del DC ni el IHAH emiten una postura al respecto, tampoco ese montón de pseudocomités a favor del ambiente o el centro, ni las empresas que buscan “revitalizarlo”; han guardado un silencio que
parece cobardía.
Se observan modificaciones en las reformas de conducir al país. La especulación llegó a niveles explosivos y provocó la descapitalización del país, colocándose en una situación difícil que genera elementos de preocupación en el sector interno y externo.
A pesar de los esfuerzos por reestructurar el territorio los resultados evolucionaron hacia lo mismo: los efectos del desarrollo incontrolado, en donde uno de los aspectos negativos lo sigue presentando el campo y obliga a la zona urbana de Honduras a continuar como un
espacio crítico.
Otro punto importante a considerar dentro de las políticas de modernización de la ciudad es la rehabilitación o construcción de zonas en donde las actividades a territorializar poseen un carácter de exclusividad y de especialización. Una política de modernización de la sociedad y de la ciudad, en este caso, exige una participación amplia de quienes hoy resisten los aspectos negativos de las políticas modernizadoras; de ser así se lograrían beneficios más amplios y posibilidades de desarrollo en esa magnitud. Palabras clave: política, modernización, ciudad, reformas.