Cartas al editor

El show del 15 de septiembre

Señores de EL HERALDO, les hago llegar mi tercera opinión. Gracias por su publicación.

El patriotismo del 15 de septiembre podría ser un fenómeno divertido si no fuera porque en él se refleja la crisis de nuestra sociedad. En mi opinión, los colegios privados marchan, en su mayoría, no por amor a Honduras sino porque es publicidad gratuita debido a la atención mediática que genera el espectáculo carnavalesco de las bandas de guerra y los cuerpos de palillonas. Para los públicos, en cambio, muchas veces se convierte en una especie de mitin político, según el color partidario que domine en la institución.

Las palillonas son un asunto aparte. De nada sirve el día de la independencia que durante todo el año las mujeres luchen para que no se les convierta en un objeto sexual, de nada sirve que a diario los organismos de protección a los menores hagan denuncias de jóvenes que han sido abusadas o la conciencia de que es un problema nacional que haya tantas adolescentes embarazadas, porque el 15 de septiembre uno de los espectáculos principales es la exposición de adolescentes patrióticamente vestidas, en trajes mínimos, a la vista de todos, y todas, claro. ¡Hipocresía social! Luego está el espectáculo del gobierno. El más vergonzoso que recuerdo es el del presidente Porfirio Lobo Sosa, patriarcal, sabio sobre el IHSS, bailando punta sobre una tarima en el Estadio Nacional. Nuestras respetables autoridades usan el 15 de septiembre como una palestra donde muestran su poder, los aviones que se tienen a pesar de que no hay medicinas y hasta las tanquetas con que tarde o temprano se reprime a la gente que protesta porque no hay medicinas y porque el dinero para comprarlas se usó para financiar una campaña política. Pan y circo, eso nos siguen dando.